El cine nació en París el día de los Santos Inocentes de 1895. Louis y Auguste Lumière presentaron su invento en público mostrando a los reunidos en el Salon Indien del Grand Café parisino unas cuantas filmaciones cortas. La más celebrada fue la ya histórica Salida de la fábrica.
La cinematografía llegó a España casi un año después. Con una cámara comprada a los Lumière, Eduardo Jimeno rodó Salida de la misa de 12 del Pilar de Zaragoza en 1896. El acontecimiento ha sido conmemorado con mucho boato (y no poca antelación) hace siete días.
Recapitulemos. En Francia, la cinematografía empezó reflejando la salida de una fábrica; en España, inmortalizando el final de una misa. En Francia lo hicieron en 1895; en España, en 1896. Los dos franceses impulsores del acontecimiento lo materializaron con un aparato de su invención; el español se sirvió de una cámara que compró a los franceses.
El primer fabricante local de cámaras de cine del que he hallado rastro fue un ebanista barcelonés, Fructuoso Gelabert, que rodó en 1897 Riña en un café.
Díganme ustedes si no parece una perfecta parábola de los males de la España de finales del XIX: todo más tarde, de importación y con misa. Hasta que apareció el catalán, que le añadió un toque de industria autóctona... y una riña de café.
No creo que esté tomando el rábano por las hojas. El invento de los Lumière fue una genialidad, pero no aislada. Respondió al clima de efervescencia creativa que se vivía en Francia en aquel tiempo. Tampoco tiene nada de casual que, llegado el momento de seleccionar los temas de sus películas, pensaran en la salida de una fábrica o en la llegada de un tren (ésa fue otra de sus primeras películas: Arrivée du train en gare de La Ciotat). La fábrica y el tren: dos símbolos de la revolución industrial.
El bueno de Eduardo Jimeno hizo lo propio. Se puso a pensar qué podía despertar más interés entre los españoles de su tiempo y llegó a la conclusión que sabemos: la salida de misa de 12 en el Pilar de Zaragoza. Gelabert aportó el toque catalán, en parte diferente y en parte igual: tras Riña en un café, rodó Salida de los trabajadores de la España Industrial y Salida de la iglesia de Santa María de Sants.
Fue hace un siglo. De entonces a aquí, ha llovido mucho, sin duda. Tanto en Francia como en España. Pero me pregunto si, después de todo lo que el siglo ha cambiado, España ha salvado ya la distancia que le separaba de Francia.
Y me da que no. Veo que, ahora mismo, cada vez que el Gobierno conservador de París pretende recortar los beneficios sociales -muy superiores a los nuestros, por lo demás- el pueblo francés le arma la marimorena.
Aquí sólo un puñado de voces se alza -y no mucho- cuando los gobernantes nos maltratan.
El otro día se volvió a filmar con gran pompa la salida de la misa de 12 del Pilar de Zaragoza.
Parece la parábola que no cesa.
Javier Ortiz. El Mundo (19 de octubre de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 23 de octubre de 2011.
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