Desde Jamaica

-¡Pues algo habrá que hacer! -me espeta mi buen amigo Gervasio Guzmán, que está tan horrorizado como yo con la oleada de atentados de ETA.

-Ve dándome ideas, que yo las apunto -le respondo.

Se queda pensativo. Y al cabo de un rato suspira:

-La verdad es que no sé.

-Pues ya estamos igual.

Gervasio es hombre reflexivo y prudente. Rara avis. Este país está lleno hasta la bandera de gente que sabe muy bien cómo acabar con ETA visto y no visto.

«Yo metía a todos los de ETA en un psiquiátrico», leí el otro día a un quídam en la Red. Una idea muy original, sin duda, pero con un pequeño inconveniente: para poder encerrarlos, previamente habría que cogerlos.

«¡Que vaya el Ejército!», clama otro. Oh, sí. Una compañía de zapadores vigilando a los bañistas de La Concha. Quizá no muy útil, pero decididamente estético.

«¡Que los manden a Australia!», propuso el otro día una señora por la radio. No hablaba de ETA, sino de todos los nacionalistas vascos, en general.

Es otra posibilidad. Claro que una deportación tan masiva habría de ser debidamente compensada. Tal vez trayéndonos para aquí a unos cuantos cientos de miles de australianos y asentándolos en el Bajo Goierri. Aunque no sé si la Ley de Extranjería permitiría poner en práctica una solución final tan audaz y expeditiva.

Es una de las frases más oídas en las conversaciones de este país, ya se trate del terrorismo, de la inmigración ilegal o de lo que sea: «Te digo que eso lo resolvía yo en dos patadas».

Supongo que quieren decir: «En dos coces».

Se ve que es contagioso.

Anteayer, el secretario general del PSOE de Cantabria, el eterno Jaime Blanco, tras quejarse muy amargamente de lo mal que se ha quedado la policía por culpa del desmantelamiento de la guerra sucia (sic), exigió al Estado que acabe de una vez con ETA «y que no nos explique cómo lo hace». ¡Tal cual!

Es difícil hacer un llamamiento más claro a la reaparición de los GAL y el terrorismo de Estado.

Ya imagino que la Fiscalía debe de andar muy ocupada, pero quizá no estuviera de más que reparara en las declaraciones de Jaime Blanco. Me parece que hay un tipo penal que les va como un guante.

Cosas como ésas las oye uno a diario en la barra de los bares. Son muestra palmaria del muy escaso arraigo que tienen los principios del Estado de Derecho en algunos sectores de la población española.

Pero este señor es un dirigente del PSOE. Del PSOE renovado.

Javier Ortiz. El Mundo (12 de agosto de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 13 de agosto de 2011.