Mi primo Emilio nos enseña Tenerife. Las gentes de Tenerife.
Conozco la isla desde 1977, pero es la primera vez que me topo con las fuerzas vivas tinerfeñas. Emilio nos está presentando a escritores, pintores... Personas muy viajadas, que relatan experiencias apasionantes.
La gente canaria me recuerda a la cubana. Y a la venezolana.
Hace algo menos de 20 años, en Valle de Gran Rey, por entonces todavía un recoleto puertecito gomero, entrevisté a una anciana cuyos ojos habían contemplado casi cien años de largas travesías pesqueras.
–Mis hijos viajaron mucho... ¡Y muy lejos! A Cuba, a Venezuela... ¡Uno incluso pasó por Madrid! –me dijo.
Para ella, Cuba y Venezuela estaban más cerca que Madrid. Y tal vez lo estaban, por su cultura.
El viernes quise darme un chapuzón. Fuimos a la playa de Las Teresitas. Estaba a rebosar. Gente del pueblo, bulliciosa. Mi primo nos habló de los colonizadores de Canarias, de la cristianización –de la españolización– de los guanches, de sus tipos físicos... Nos explicó cómo es «el tipo canario». Su porte. Me vino a la memoria mi primera visita a Santa Cruz. Cómo me sorprendió la belleza espléndida de muchas jóvenes tinerfeñas. «Es una belleza efímera», me dijeron. «Maduran muy jóvenes y marchitan también muy jóvenes».
Ayer estuvimos comiendo en el Club Naútico, centro neurálgico de la high society local. Me fijé en el aire físico de la clientela. Tal vez fuesen también del «tipo canario», pero en ese caso habrá que convenir lo que siempre he observado en mis excursiones mentales por la antropología internacional: que los tipos físicos más comunes, aquí y en las antípodas, son el tipo pobre y el tipo rico.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (27 de julio de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 24 de diciembre de 2017.
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