El atentado de anteanoche en Álava supera en chapucería todo lo conocido en ETA hasta el presente. No sólo porque se dejaran una riñonera, un DNI y una tarjeta de crédito en el asiento del coche, sino también por el estilo del ataque y el arma utilizada. Servirse de una escopeta de caza con los cañones recortados es impropio de una organización a la que nunca le han faltado las pistolas y las metralletas modernas. Fue todo tan chapucero que incita a pensar que puede tratarse de un comando espontáneo, de gente que no actúa bajo mando orgánico.
Hace unos años no habría dudado ni por un instante en dar esa explicación a lo sucedido, pero ahora tengo dudas. He oído en este viaje a personas teóricamente muy bien informadas sostener que, en el momento presente, ETA es ya prácticamente un fenómeno residual, «tipo GRAPO», e incluso que se puede afirmar que Euskadi ha entrado ya en «el tiempo post-ETA». He oído frases de ésas, ya digo, en boca de políticos que hace unos años decían y repetían que ETA sólo podría desaparecer tras encontrarle una solución dialogada.
Hay cosas que no me encajan. Es cierto que la actividad de ETA, medida en atentados, es ya mínima. Pero no menos cierto es que la cantera de ETA sigue existiendo y es incomparablemente mayor a la que jamás tuvieron los GRAPO. A la vez, es bastante intenso lo que llaman «el terrorismo de persecución», es decir, el hostigamiento a los políticos que menos se acomodan a sus exigencias. No los matan, pero les hacen la vida imposible.
Es obvio que debo informarme más, para opinar -para pensar- con algún tino.
Dentro de un rato regreso a Bilbao. Me espera un día bastante intenso. A ver si consigo aclararme más.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (16 de septiembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de diciembre de 2017.
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