Un tribunal formado por personalidades de diversos países y sin más autoridad que la moral -o sea, sin ninguna autoridad efectiva: mando y moral casan difícilmente- se reúne hoy y mañana en Madrid para juzgar la responsabilidad del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el terrible desastre que está sufriendo la población iraquí por culpa del bloqueo que ese alto organismo internacional decretó contra Irak tras la Guerra del Golfo. Se calcula que medio millón de niños ha muerto ya, víctima de la carencia de medicinas y alimentos que ha provocado el bloqueo.
Es conmovedor. Es indignante. Pero mi deseo no es ni conmover ni indignar. Sólo quiero plantear una reflexión, y que cada cual haga luego con sus sentimientos lo que quiera, o lo que pueda.
En mi criterio, el bloqueo de un país -no éste ni el otro: cualquier bloqueo- es una modalidad de acción política (o político-militar) genuinamente terrorista.
Me explico.
Si se emplea con el debido rigor y no como mero insulto, el término «terrorista» debe reservarse para designar aquellas actividades que pretenden que un poder político se avenga a hacer algo (o a dejar de hacerlo) forzado por la presión de su base social aterrorizada.
El terrorismo se diferencia de las actividades específicamente bélicas en que no pretende derrotar al ejército del oponente en el campo de batalla, sino llevar el desánimo a su entorno social, de modo que no pueda seguir usando su potencial militar para ese fin concreto. El terrorismo no apunta contra el poder bélico del rival, sino contra su voluntad de combate. No busca vencerlo, sino obligarlo a desistir.
Ejemplos patentes de terrorismo ha habido (y hay) muchos. Algunos victoriosos. Argelia consiguió su independencia gracias a los efectos desmoralizadores que el terrorismo del FLN tuvo sobre el ejército y -aún más- sobre la población de Francia. Israel debe su existencia, en no poca medida, al terrorismo sionista.
El terrorismo no constituye una actividad propiamente militar, pero se sirve de métodos militares. El asedio es un método militar, y el bloqueo, una forma de sitio. Es un arma indirecta, pero no por ello menos mortífera, según acredita sobradamente la Historia.
Estoy convencido de que en el Consejo de Seguridad de la ONU hay más de un cretino, pero no creo que todos sus integrantes lo sean tanto como para pensar que, gracias a su bloqueo, Sadam Husein y su camarilla van a pasar hambre o a privarse de los cuidados médicos que precisen. En consecuencia, el objetivo del bloqueo sólo puede ser que sufra, no la banda gobernante, sino el pueblo iraquí. Que sufra, para que su desesperación se vuelva contra el régimen de Sadam.
La iniciativa del Consejo de Seguridad de la ONU contra Irak reúne, por lo tanto, todos los signos distintivos del terrorismo.
Ese es el hecho. Luego, que cada cual lo juzgue como quiera.
Javier Ortiz. El Mundo (16 de noviembre de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 23 de marzo de 2011.
Comentarios
Escrito por: kala.2011/03/23 14:49:25.519000 GMT+1
Escrito por: Juan.2011/03/23 18:07:45.982000 GMT+1
www.rebelion.org
Escrito por: .2011/03/23 20:25:23.754000 GMT+1