Según leí el e-mail, me pareció un perfecto disparate. Citaba una lista de correo de la Cadena Ser, como si eso añadiera solvencia al bulo (una lista de correo es como un buzón; no se puede achacar a quien lo tiene en el portal la responsabilidad de las cartas que le meten). En resumen, lo que decía la misiva es que el Gobierno de Aznar planeó en la noche del sábado, con el visto bueno de la Junta Electoral Central, suspender las elecciones y decretar el estado de excepción. La maniobra -el golpe de Estado, de hecho- fracasó, según el mensaje, porque el rey se negó a estampar su firma al pie de los decretos correspondientes.
La historia hacía agua por los cuatro costados. Al margen de su carácter absurdo, en general, quedaba claro que se la había inventado alguien que no tiene la más mínima idea ni de la composición de la Junta Electoral Central ni de los usos y costumbres políticos.
El Gobierno no habría podido en ningún caso contar con la complicidad de la Junta Electoral Central para un disparate de tal calibre porque en el órgano máximo de la Administración Electoral hay personas elegidas a propuesta de los partidos de la oposición. Personas que, obviamente, no se avendrían a colaborar en un golpe de Estado poco y mal disimulado.
Además, el jefe del Gobierno nunca dirigiría al rey a palo seco una propuesta tan insólita. Para asuntos no ya menores, sino muchísimo menores, le telefonea y le pide su opinión, por si se diera la casualidad de que tuviera alguna. ¡Como para pasarle a la firma un par de decretos golpistas sin previo aviso!
Pero mucha gente se creyó el cuento a pie juntillas y hasta se animó a denunciarlo en público.
-Almodóvar, por ejemplo -me dice mi buen amigo Gervasio Guzmán.
-No, Gervasio -le puntualizo-. No tenemos ninguna prueba de que Almodóvar se creyera lo que contó.
Mi amigo me mira con estupor.
-¿Y por qué iba Almodóvar a soltar eso si no se lo creyera?
-Chico, no sé -digo-. Se encuentra en medio de la campaña de lanzamiento de su nueva película. Tal vez esté pensando en cómo promocionarla.
Gervasio no sale de su asombro.
-Pero... pero eso... ¡Nadie puede afirmar lo que no se sabe!
-Jó que no. Acebes se pasó el fin de semana dándole ejemplo.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (18 de marzo de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 14 de mayo de 2017.
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