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1996/05/08 07:00:00 GMT+2

El rehén de Aznar

González está como Don Quijote al salir de la venta: el gozo se le sale por las cinchas del caballo. ¿A cuento de qué tanta ufanía, tanto júbilo? Sonríe sin parar, se abraza a las farolas cantando bajo la lluvia, da apretones de manos de a cuarto de hora. No hay más que verlo: incluso su cara ha perdido el aire abotargado de los últimos años. ¿Se habrá enamorado? No, no puede ser eso. Siempre lo ha estado. De sí mismo.

Para mí que está que no cabe de contento porque ha logrado salir de La Moncloa sin tomar el camino de Alcalá-Meco, porque tiene al PSOE bien amarrado y con nueve millones de votos y porque ve que Aznar -ahí está Eduardo Serra en Defensa para demostrárselo- no alimenta la menor intención de ordenar que los archivos oficiales se pongan al servicio de los jueces.

Tiene González tantos motivos para estar alegre como la izquierda para lamentarlo. Porque una cosa es que Aznar no vaya a entregar a los tribunales documentos que comprometan al expresidente y otra, muy diferente, que no los vaya a acumular en su propio archivo.

Parto del juicio previo -o sea, del prejuicio- de que nadie llega a jefe de Gobierno siendo persona llena de escrúpulos. De lo que deduzco sin gran esfuerzo que Aznar no va a renunciar a la posibilidad de hacerse con un grueso dossier sobre chapuzas, irregularidades y mangoneos que impliquen a su feliz antecesor. No para darlos a conocer, sino para tenerlos bien guardaditos en un cajón. Y, cada vez que el grupo socialista apriete y se ponga borde con tal o cual proyecto de Ley, o amenace con destapar tal o cual escándalo del nuevo Gobierno, le bastará con convocar a González a La Moncloa y decirle algo así como: «Oye, antes de nada. Quería comentarte una boba historia con la que no paran de darme aquí la murga: ¿tú sabes algo de unos pagos que hizo tu secretaria en el 92 con cargo a los fondos reservados? Es que me traen papeles y papeles... Míralos: los tengo aquí. La verdad es que, aparentemente, te dejan en una situación que vaya... Claro que yo no me lo creo. Hablan de presentar una denuncia. Qué barbaridad. Ya les he dicho que de eso, nada. Pero, bueno, cambiemos de tema: ¿por qué estáis tan bordes en lo de la reforma de las pensiones?».

Y así.

González no tendrá problemas con la Justicia, pero, mientras él y su círculo encabecen la oposición, ésta se verá condenada a hacer una labor descafeinada, de mírame y no me toques... el pasado.

Se dice que debe hacerse la luz sobre los disparates cometidos durante el largo trecenato felipista porque conviene a la moralidad pública. Y es verdad. Pero hay otra razón igual de importante para defender que todo se aclare. Hace falta para que pueda articularse una oposición de izquierda digna de esos dos nombres: del de oposición y del de izquierda.

Con González no es posible. Está condenado a ser un rehén de Aznar.

Javier Ortiz. El Mundo (8 de mayo de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 4 de abril de 2013.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1996/05/08 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: el_mundo felipismo aznarismo 1996 felipe_gonzález preantología aznar | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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