Bush ha incluido a Batasuna, EH y HB como alias (sic) de ETA en la lista de organizaciones terroristas que maneja su Departamento de Estado y Aznar está que no cabe en sí de gozo. «Con esto se ve para qué sirven algunas decisiones», ha dicho, invitando a la grey local a apreciar el alto valor de lo que el Gobierno de Washington le otorga para compensar el apoyo que prestó -que sigue prestando- a su acción bélica contra Irak.
Ha habido quien le ha objetado que la trascendencia práctica de lo que Bush le ha concedido es tirando a escasa, por no decir nula. En efecto, la inclusión de Batasuna, EH y HB en la lista en cuestión sólo sirve para que queden prohibidas las eventuales actividades políticas y económicas de esas organizaciones en territorio de Estados Unidos. Pero no parece que fuera inminente el peligro de que alguien empezara a operar con esas siglas en el territorio de la Unión.
Por lo demás, se dice -y es verdad- que la mencionada lista del Departamento de Estado, por no tener, ni siquiera tiene autoridad moral. Es público y notorio que sólo incluye a las organizaciones violentas que carecen de padrinos influyentes, razón por la cual jamás ha hecho mención de la rama oficial del IRA (no fuera a ser que se enfadara el lobby irlandés, tan poderoso en EE.UU.) ni tampoco, por supuesto, de ninguna organización sionista.
La satisfacción de Aznar ha merecido también la contundente respuesta de quienes han señalado que vaya unos amigos que se busca, a los que tiene que pagar para que se opongan a ETA. Ahora resulta que hay que compensar en especie al paladín universal de «la lucha contra el terror en todos los frentes» para que se anime a mover un dedo contra aquellas organizaciones terroristas que no se meten directamente con él. ¡A qué precio se ha puesto últimamente el kilo de principios!
De todos modos, a mí esas objeciones, con ser de peso, no me parecen la principal.
Lo que me resulta más grave, con diferencia, es la impúdica tranquilidad con la que Aznar trata de convencernos de que, para obtener determinadas rentas reales o supuestas en un asunto de índole interna como es el de ETA, ha valido la pena apoyar política y materialmente una guerra de rapiña tan cruel como injusta. Según él, deberíamos dar por buena la labor de destrucción y muerte que las tropas anglonorteamericanas han desarrollado en Irak con su concurso material porque, gracias a ella, ahora tenemos a Batasuna, EH y HB en una lista.
Alguien que admite que actúa en política con criterios de tan manifiesta inmoralidad pierde irremisiblemente el derecho a invocar el valor superior de la vida humana.
Porque tan superior es el valor de las vidas de los hombres, mujeres y niños de Irak como el de las víctimas de ETA. Aunque él actúe en la práctica como si no lo creyera.
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Nota.- Me escribe un amigo diciéndome que la cosa de «José María Az...», sobre la que escribí ayer, la había sacado hace unos días Manolo Vázquez Montalbán. Diré en mi descargo que yo no leí el artículo de MVM. La idea me vino de una conversación con una amiga, con la que comenté la pasada semana cómo crece en general la alergia a las declaraciones de Aznar. Mencioné que ya no soporto oírle repetir machaconamente las mismas tonterías y ella sacó a relucir lo de «José María Az...». Me parece recordar que se lo atribuyó a alguien que no era tampoco Vázquez Montalbán, y que lo remontó meses atrás. Bueno, da igual: si lo hemos dicho varios, mejor que uno.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (9 de mayo de 2003) y El Mundo (10 de mayo de 2003), salvo la nota, la cual únicamente se publicó en el Diario. Subido a "Desde Jamaica" el 28 de mayo de 2017.
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