«¿Partido Comunista de las Tierras Vascas? ¿Y de dónde ha salido eso?». Cuando me enteré de la existencia de una candidatura identificada con ese nombre, pensé que mi residencia itinerante me está alejando cada vez más del conocimiento preciso de la vida política vasca. Pero acabo de leer que la gente de Aukera Guztiak dice que lo único que sabe acerca de ese partido es lo que la prensa ha publicado en estos últimos días. Nunca habían visto a sus militantes en ningún sitio. O sea, que estamos en las mismas. Gara escribe hoy que el llamado Euskal Herrialdeetako Alderdi Komunista (EHAK, PCTV en castellano) es un partido «casi desconocido». No explica el porqué de ese «casi», y es pena. He indagado en la Red y veo que sólo aparece mencionado a cuento de estas cosas de ahora mismo. ¿Un partido político que no tiene siquiera su web propia? Raro ¿no?
EHAK ha anunciado que ofrece sus candidaturas al proyecto de Aukera Guztiak, pero se me escapa cómo podría materializar la oferta. No puede retirar sus candidatos para dejar paso a otros: la ley no permite revocar las listas en plena campaña. Y sería absurdo que Aukera Guztiak llamara a sus frustrados electores a votar las listas de un partido «casi desconocido» basándose en una simple promesa de fidelidad posterior.
A no ser que...
A no ser que la izquierda abertzale tenga plena certeza de que puede fiarse de las candidaturas de EHAK por razones que todavía no ha explicitado.
Estaríamos, de ser así, ante lo que algunos medios vascos han llamado «el plan C»: mientras todos los focos estaban centrados en Aukera Guztiak, unas candidaturas ignotas, amparadas por un partido de entidad casi nula, pasaban todos los controles sin que las autoridades del Estado les prestaran la más mínima atención. Y sin que nadie les exigiera, por supuesto, que hicieran ninguna condena expresa de ETA, ni nada por el estilo.
La hipótesis resulta rocambolesca pero, de confirmarse, sería de traca.
Otra cosa es que la finta acabara saliendo bien. Primero, porque el Estado puede echar manos de recursos de excepción -los tiene, y cuando no los tiene se los inventa- para dejar fuera de juego esas candidaturas, alegando que han incurrido en un fraude de ley (o lo que sea: le encargan de ello al Tribunal Supremo y él se las arregla). Y segundo, porque puede haber sectores de la izquierda abertzale que no vean nada claro que haya que votar a un partido misterioso (los actos de fe se llevan cada vez menos).
En todo caso, se puede decir cualquier cosa menos que el patio no esté animado.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (2 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
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