El Parlamento no funciona. En ningún sentido. Muchas veces no funciona porque no hay con quién. Por ejemplo: el pasado jueves, a última hora, había tan pocos diputados en el hemiciclo que el número de ujieres duplicaba al de parlamentarios. A la vista de ello, los pocos presentes podían haber optado por el tradicional «apaga y vámonos». Pero no. En donde ocurrió eso fue en el Senado, donde, en medio de una interesante reflexión de Carlos Solchaga sobre cómo hay que ir acostumbrándose a la idea de que la CE no dé a España los fondos de cohesión que había prometido, se fundieron los plomos, dejando a nuestro ministro de Economía más a oscuras de lo que ya estaba.Tampoco funciona muy bien el noble edificio de la Carrera de San Jerónimo. El otro día, un pedazo de vidriera cayó del techo y fue a parar en las cercanías de los bancos azules del Gobierno -que estaban, como casi siempre, vacíos, a un diputado del PP se le rompió el escaño y fue a parar al suelo y dos personas se quedaron atrapadas en un ascensor. Todo en cosa de horas. Lo de la vidriera parece que fue por culpa de un perro policía -la actualidad se nos está llenando de perros, literales y figurados, que husmeaba por el tejado del edificio, no fuera a ser que hubiera algún terrorista emboscado. El atentado estuvo a punto de cometerlo el perro, tal vez para obligarnos a reflexionar de nuevo sobre la vieja pregunta de Tierno Galván: «iY quién custodia a los custodios?».
Hay muchos síntomas de que el parlamento español no funciona. Es algo que para estas alturas resulta tan evidente que incluso el líder de los laboristas británicos, que además se llama John Smith, se ha dado cuenta, y se lo soltó el otro día a Felipe González en La Haya: «Un Parlamento que liquida la discusión sobre Maastricht en dos horas no es un Parlamento serio», le dijo. Elena Flores dio al británico una confusa respuesta, en plan «pues mira que tú», en lugar de decirle la verdad: que si no discutieron más sobre Maastricht es porque casi nadie sabía de qué va, y además para qué, si las votaciones siempre las ganan los mismos. Eso sin contar con que, si te empeñas en pasar muchas horas en el Parlamento, lo mismo acaban desgraciándote.
Javier Ortiz. El Mundo (14 de noviembre de 1992). Subido a "Desde Jamaica" el 22 de noviembre de 2012.
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