El último lío vasco desconcierta a más de uno: ¿qué narices es lo que ha ocurrido en el Parlamento de Vitoria?
Ha ocurrido que el presidente del Parlamento, Juan María Atutxa, amparándose en lo que las oposiciones calificaron inicialmente de «argucia» o «triquiñuela» reglamentaria, ha decidido que se voten por separado las tres propuestas de devolución de los Presupuestos Generales del Gobierno de Ibarretxe que han sido presentadas por el PP, el PSOE y Batasuna, respectivamente.
¿Y por qué lo ha hecho? Pues está más que claro: para evitar el rechazo de los Presupuestos. Porque, de votarse las tres mociones como una sola, el proyecto presupuestario se volvería por donde había venido, en tanto que, al votarse una a una, para que alguna de ellas triunfara sería necesario que los autores de las otras dos la respaldaran. Lo que implicaría que, o bien Batasuna tendría que votar a favor de la propuesta del PP y/o de la del PSOE, o a éstos les correspondería respaldar la de Batasuna. Lo cual ninguno de los tres quiere que ocurra, por razones obvias. Estaban dispuestos a que se produjera una confluencia implícita, pero no pueden aceptar que la opinión pública los vea en abierto acuerdo.
Atutxa alega que hay un artículo del Reglamento del Parlamento que le faculta para decidir el voto separado de las tres mociones. Los otros tres responden que no puede ampararse en ese artículo, porque hay otro, fruto de una enmienda acordada en 1988, que prevé el voto conjunto de todas las enmiendas de devolución de los Presupuestos. Y se han plantado.
Supongo que no hará falta que aclare que soy lego en los vericuetos del Reglamento del Parlamento Vasco. Así que me dejaré de cuestiones formales para centrarme en los problemas de fondo que plantea el conflicto.
Primer problema: ¿es aceptable confluir tácticamente con el enemigo? ¿Era legítimo que el PP y el PSOE se aprovecharan de la posición de Batasuna, opuesta como ellos a los Presupuestos pero por razones diametralmente opuestas, para sacar adelante su rechazo? O, al revés, ¿tenía derecho Batasuna a apoyarse en el PP y el PSOE, enemigos jurados, para lograr sus propios y similares fines?
En mi criterio, sí. Y así lo he expresado muchas veces. Si son las 12 del mediodía y tu enemigo dice que son las 12 del mediodía, nada te obliga a ti a decir que son las 11 (salvo que estés en Canarias). Poco importa que tu enemigo diga siempre que son las 12, incluso cuando son las 4 de la madrugada. Coincidir coyunturalmente en un corolario no significa que se comparta la línea del razonamiento que conduce a él.
Lo que no me parece lícito es defender esa postura cuando le afecta a uno... y rechazarla indignado cuando los demás la hacen suya. No se puede -bueno: sí se puede, pero está mal- pretender que el PNV, EA y EB-IU deben olvidarse de reclamar el derecho de autodeterminación porque también lo reivindica ETA, arguyendo que la coincidencia inhabilita el objetivo, y luego apuntarse alegremente a la confluencia parlamentaria con Batasuna pretendiendo que cada cual tiene sus motivaciones particulares, y a mi que me registren.
Segundo problema: el del llamado voto constructivo. Atutxa ha forzado lo que técnicamente se llama «votación constructiva», que es la que el sistema parlamentario español reclama, muy específicamente, a la hora de las mociones de censura. ¿En qué consiste la cosa? Esquemáticamente: en que no vale con que la mayoría del Parlamento esté en contra del Gobierno de turno y quiera que se vaya a freír espárragos. Para derribarlo, tiene que presentar un candidato alternativo y conseguir que el menda en cuestión se gane el voto de la mayoría. Esa condición se estipuló por razones obvias: de no ser así, sólo podría haber gobiernos que contaran con mayoría absoluta. De no existir ese impedimento, sería posible derribar al Gobierno existente sin que ningún otro estuviera en condiciones de ocupar su lugar.
Ahora bien: todo el mundo está de acuerdo en que los Presupuestos son la expresión concentrada de la política de los gobiernos. Constituyen la médula espinal de su actuación. Elegir un presidente de Gobierno pero no permitirle materializar sus Presupuestos es como asignar a un arquitecto la realización de una obra y decirle luego que se meta sus planos por donde le quepan. Si a los tres partidos de oposición que hay en el Parlamento Vasco no les gusta el plan que dibujan los Presupuestos de Ibarretxe, parece lógico reclamarles que presenten una alternativa. Una. No tres, incompatibles entre sí. Porque digo yo que algunos Presupuestos habrá de tener la Comunidad Autónoma Vasca.
De votarse el rechazo en bloque de los Presupuestos, lo que se decidiría es... que no haya Presupuestos. Ibarretxe no está en condiciones de complacer a la mayoría del Parlamento. En efecto: si elaborara unos nuevos Presupuestos que se ajustaran a las exigencias del PP, se encontraría con el rechazo frontal de Batasuna y, claro está, también con el del PNV, y con el de EA, y con el de EB-IU -que se oponen de punta a cabo a lo que pide el PP- y, tal vez, incluso con el del PSOE. Tres cuartos de lo mismo sucedería de atenerse a lo demandado por el PSOE, o de amoldarse a lo exigido por Batasuna.
¿Llegar a una solución transaccional con alguno de ellos? Imposible, tratándose de un desacuerdo de principios. Si el PP, el PSOE o Batasuna hubieran creído que existían posibilidades de transacción, no habrían presentado mociones de devolución de los Presupuestos en su totalidad. Habrían planteado negociar la rectificación de tales o cuales puntos en concreto.
Se impone concluir que la política que quiere hacer el Gobierno tripartito no es compatible con los planteamientos de ninguno de los tres partidos opositores. Lo que lleva de manera ineluctable a la conclusión antes apuntada: o salen adelante en sus líneas generales -en su arquitectura global- los Presupuestos presentados por Ibarretxe o la Comunidad Autónoma Vasca se queda sin Presupuestos. Es decir, sin posibilidad de ser gobernada en la dirección que la mayoría de sus votantes decidieron en las urnas hace escasos meses.
Inconvenientes que tiene la democracia.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (14 de diciembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 30 de junio de 2017.
Comentar