El espectáculo de altivez y chulería montado anteayer por Barrionuevo ante el tribunal que lo juzga revela en manos de qué tipo de personajes ha estado la Seguridad del Estado español durante muchos años. Ayer completó la evidencia José Luis Corcuera, que hizo una aparatosa exhibición de su ya conocido cutrerío mental. Ambos personifican los dos rasgos fundamentales de lo que fueron los GAL: el desdén por la Ley y la torpeza.
La declaración de Barrionuevo alcanzó su cénit cuando pidió al fiscal que le eche a él toda la culpa y deje en libertad a los demás inculpados. Debió de pensarse que hacía con ello un alarde de orgulloso quijotismo que impresionaría a la galería. No comprendió que estaba limitándose a dar impúdica cuenta de su inmensa cara dura. Su ofrecimiento estaba escandalosamente fuera de lugar y de tiempo. De lugar, porque durante un juicio oral ya no cabe hurtar responsabilidades constatadas. Y de tiempo, porque cuando tuvieron que hacer eso tanto él como los otros altos responsables del PSOE, empezando por su jefe supremo, fue cuando se empezaron a airear sus tropelías.
No creo ser sospechoso de simpatizar con los militares golpistas del 23-F. Pero aquellos individuos tuvieron, al menos, el rasgo de honor-atisbo de decencia o gesto de soberbia, tanto me da- de asumir toda la culpa de lo sucedido, exonerando a sus subordinados. Es justamente lo contrario de lo que hizo en bochornosa cascada la plana mayor felipista cuando asomaron los escándalos que tenían al Ministerio del Interior como centro principal de operaciones: González abandonó a su suerte a Barrionuevo, éste hizo lo propio con Vera, el yerno del ferretero se portó igual con Sancristóbal... y así hasta que la Justicia acabó inculpando a jefecillos de segunda y a policías de base.
A Barrionuevo le reconcomen dos cosas. Una es la constatación de que va a pasar a la Historia como el jefe de una banda mafiosa que no sólo se pasaba el Estado de Derecho por el arco del triunfo para combatir a ETA, sino también para forrarse. La otra, la conciencia de que el rebote hacia arriba de la responsabilidad por lo sucedido se ha parado en su persona, sin tocar ni manchar al menos en el plano jurídico a quien estaba por encima de él.
En tiempos del franquismo se contaba la anécdota de un padre muy de derechas a cuyo hijo lo detuvo la Policía por comunista. El hombre visitó al chaval en la cárcel y le soltó indignado: «¡Tú aquí, y el Marxlenin ése viviendo como Dios en París!». Me da que Barrionuevo se barrunta que sus visitas le van a decir: «¡Tú aquí, y el Señor X ése viviendo como Dios en Marruecos!».
Lo peor es que en su caso acertarán.
Nota.- Hoy esta página web alcanzará las 100.000 visitas. Tiene 14 meses de existencia, lo que supone una media superior a las 7.000 visitas mensuales. En la práctica, dada la tendencia al alza que ha experimentado, actualmente viene a tener en torno a las 10.000 visitas por mes, lo que la convierte en una de las web personales más visitadas del Estado español. La explicación es sólo una: la tenacidad. La mía por renovarla a diario... y la vuestra, por leerla con idéntica asiduidad. Gracias.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (2 de octubre de 2001) y El Mundo (3 de octubre de 2001). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. La nota no apareció en El Mundo. Subido a "Desde Jamaica" el 3 de octubre de 2010.
Comentarios
Escrito por: Manuel Pastor.2009/10/05 10:59:16.997000 GMT+2
Escrito por: PWJO.2009/10/05 11:11:50.473000 GMT+2