¿Qué es lo que el Tribunal Supremo ha ordenado al Parlamento Vasco? Que considere disuelto el grupo denominado Sozialista Abertzaleak. ¿Y en qué se traduciría esa disolución? En que los integrantes del grupo parlamentario en cuestión se pasarían con armas y bagajes -si se me permite la expresión- al Grupo Mixto, del que se convertirían en dueños y señores y dentro del cual gozarían en la práctica de los mismos derechos y las mismas prerrogativas que tenían con su denominación anterior.
Dicho de otra manera: no se está discutiendo nada que tenga consecuencias efectivas que resulten perjudiciales para el grupo de parlamentarios que encabeza Arnaldo Otegi. Todos los perjuicios que le acarrearía el cumplimiento de la orden del TS serían de tipo moral, de imagen, etcétera.
Lo que está en discusión aquí -al igual que en la discordia de los nobles con el rey a la que se atribuye el dicho- no es el huevo, sino el fuero. O dicho de otro modo: la cuestión material importa un huevo; de lo que se trata es de determinar si el TS tiene atribuciones para dictar al Parlamento Vasco resoluciones que tienen que ver con su organización interna. El PNV, EA y EB-IU creen que no, y que para disolver el grupo de SA habría que reformar el Reglamento de la cámara. PP y PSOE dicen que sí (lo cual no deja de ser curioso, porque cuando se les planteó un problema similar en el Parlamento de Navarra optaron... por modificar el Reglamento). Yendo más al fondo del asunto, lo que se plantea es un doble tira y afloja: entre el poder central y el autonómico y entre el poder judicial y el legislativo. Una pelea que tiene muchos aspectos técnicos, pero que, en último término, apela al eterno problema del sujeto de la soberanía.
Da toda la impresión de que, en su afán por cortar las alas al nacionalismo vasco, las autoridades con sede en Madrid han optado por pasearse cual elefante por cacharrería. Lo cual, aparte de poner en peligro el negocio mismo -a ver quién entra a comprar en un sitio así-, hace muchísimo ruido.
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Nota.- Veréis que, a veces, se desvanecen misteriosamente las ilustraciones de los incisivos comentarios televisivos de nuestro Marat y las de las no menos brillantes crónicas que Belén Martos hace desde su portal. Sé que hay ciertas razones técnicas que lo explican, pero no consigo aclararlas. Tienen algo que ver con las mayúsculas y las minúsculas de los hipervínculos. Quizá algún día lo aclare, pero no será desde luego un día como el de hoy, en el que me veo obligado a volcar esas columnas desde la habitación de un hotel, a horas muy tempranas y con una perspectiva de trabajo de aúpa. Pido disculpas para mi impericia a ambos autores y al público en general.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (28 de mayo de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 16 de junio de 2017.
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