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2002/10/22 06:00:00 GMT+2

El éxito que nunca fue

Decir la verdad sobre la cifra de asistentes a una manifestación no depende de las simpatías políticas que se sienta, sino del mayor o menor respeto que se tenga por la realidad de los hechos.

Ahora resulta que, si uno niega que en la concentración del sábado pasado en San Sebastián hubiera entre 100.000 y 150.000 personas -así han quedado establecidos los márgenes de la ortodoxia-, uno está en contra de esto, de lo otro y de lo de más allá.

Pues no. El asunto es de otra naturaleza. Tiene más que ver con las matemáticas. Consiste en contar.

Ha habido gente que se ha fijado en las fotografías aéreas disponibles, ha comprobado cuántos manifestantes había en una porción determinada de la manifestación y ha extrapolado esa cantidad al total del espacio cubierto por el cortejo. Es un sistema de cálculo relativamente aceptable.

Otros hubo que, sospechando que el asunto acabaría resultando polémico, se dedicaron a hacer el recuento sobre la marcha y a ras de suelo: multiplicaron el número de personas que había por término medio en cada fila de la manifestación por el número total de filas. Tampoco es mal método.

En fin, otros optaron por contar los manifestantes que pasaban al minuto por un determinado punto y luego multiplicaron esa cantidad por el número de minutos que tardó en pasar por ese mismo punto el total del desfile.

En los tres casos, el cómputo se quedó a una escandalosa distancia del proporcionado por los grandes medios de comunicación. Menos de 20.000 manifestantes.

Una cantidad discretísima, habida cuenta de los recursos invertidos -y desplazados- para la ocasión.

Intrigado por la tremenda diferencia, me puse en contacto con algunos periodistas locales que trabajan en los medios que dieron las cifras más altas, para que me contaran de dónde se las habían sacado. Respuesta: «Dimos los datos que nos llegaron». Pregunta: «¿Basados en qué cálculo?». Respuesta: «No sabemos».

Una causa no es ni más ni menos honorable porque atraiga a más o menos manifestantes. Yo he asistido a lo largo de mi vida a montones de manifestaciones en defensa de causas justísimas, que hoy en día nadie se atrevería a poner en cuestión, pero a las que en su momento acudimos cuatro gatos. Así son a veces las cosas. Que se lo cuenten, si no, a Gesto por la Paz.

El problema viene cuando se cifra la oportunidad de una convocatoria en el éxito de la respuesta. O cuando se pretende extraer profundas conclusiones de una impresionante movilización... que nunca se produjo.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (22 de octubre de 2002) y El Mundo (23 de octubre de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 16 de enero de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/10/22 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: españa donostia diario manifestación 2002 aznarismo preantología euskal_herria el_mundo euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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