Imagino que no quedará apenas nadie que no haya pensado en algún momento, así haya sido en un arrebato de malicia parcial y transitoria, que ese invento de los Días Internacionales de Lo Que Sea representa una broma pesada.
-¿Qué pasa? ¿Que los otros 364 días del año está bien que pasemos del problema? -piensa todo pichichi.
Una maestra me contó que eso fue lo que le dijo un niño cuando anunció en cierta ocasión que en la jornada de autos se celebraba el Día Mundial Contra los Malos Tratos a las Mujeres:
-¿O sea que hoy no puedo pegar a las chicas?
Todos los días son el Día Mundial de Algo. De algo maltratado, por supuesto, porque no quedaría muy estético que se celebrara el Día Internacional del Fondo Monetario Internacional, o el Día Mundial de la Banca Suiza, o incluso el Día Mundial de Florentino Pérez. Esas instituciones celebran su día todos los días del año. La gracia está en dedicar un día a quienes tienen toda la vida en contra.
He mencionado de pasada «el día de autos». El pasado miércoles fue el Día Europeo Sin Coches, o algo así. Se suponía que en tal fecha debíamos conjurarnos todos para no utilizar nuestro vehículo particular.
¿Y por qué? ¿Qué mal que las autoridades quieran erradicar es el que se supone que debíamos combatir con ese gesto?
La víspera había sido el Día Mundial Contra el Alzheimer. Dudo mucho de que los gobiernos deseen que la ciudadanía tenga buena memoria -sería su perdición-, pero puedo entender, al menos, que no simpaticen con el Alzheimer, así sea sólo por lo que el tratamiento de esa enfermedad se lleva de los presupuestos generales.
Pero lo de los coches me supera. ¿Están en contra? Pues que lo digan. Que expliquen por qué y que detallen cómo se proponen acabar con esa lacra. ¿Tal vez están decididos a potenciar muchísimo el transporte público y a dificultar el privado hasta conseguir que lo odiemos? No creo, porque el hecho es que siguen haciendo obras y más obras para animar a los automovilistas a meterse con su coche hasta la cocina de las grandes ciudades. Es el caso de Ruiz Gallardón en Madrid, sin ir más lejos (de mi casa).
Vuelvo a la pregunta de siempre: ¿nos han tomado por tontos o es más bien que saben por experiencia que somos tontos?
Oí el otro día a un ecologista alavés que defendía que no se celebrara el Día Europeo Sin Coches, sino todo lo contrario: que se convocara el Día Europeo Con Coches. Sugería que hubiera un día en el que todos los propietarios de coches los usáramos, para abarrotar las calles y demostrar que el modelo de transporte actual, que cuenta con el beneplácito hipócrita oficial, es un disparate absoluto.
Me pareció una gran idea. Recordé la frase de Lenin: «No hay mejor modo de desprestigiar una causa que llevarla a sus últimas consecuencias». En este caso, hasta estrellarla, ya que de coches se trata.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (24 de septiembre de 2004) y El Mundo (25 de septiembre de 2004). La nota sólo pareció en el apunte. Hemos publicado la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 11 de julio de 2017.
Nota.- Ya sé que la idea del texto que sigue la dejé caer de pasada en un apunte de hace algunos días, pero me quedé con las ganas de desarrollarla un poco más y de hacerlo, ya de paso, para una columna de El Mundo. Es lo que he hecho hoy, porque además salgo ahora mismo de viaje en coche y, con el apuro de tiempo, no puedo permitirme el lujo de estar demasiado prolífico.
Aprovecho la ocasión para pedir a aquellos/aquellas de ustedes que no sepan bien de qué va esto, que, cuando lean los apuntes que escribo a modo de borrador de las columnas del periódico y aprecien que he incurrido en algún error, en alguna estupidez (excesiva, superior a lo de siempre) o algo similar, tengan el detalle de hacérmelo saber vía correo electrónico, porque así lo corrijo antes de enviarlo al diario y hago un poco menos el ridículo ante el gran público.
Ya que no cobro por esto, echadme de vez en cuando una mano, coñe.
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