Fascinante: ni uno solo de los dirigentes políticos que acudió a la manifestación que tuvo lugar ayer en San Sebastián se privó de decir que la convocatoria no iba dirigida contra nadie... y ni uno solo de ellos se privó de lanzar alguna puya al PNV y a Ibarretxe apoyándose precisamente en la manifestación. De hecho, si tomamos como referencia lo aparecido en los medios, hicieron muchas más declaraciones contra el PNV que contra ETA. Si realmente no hubieran pretendido utilizar torcidamente la manifestación, a las preguntas de los periodistas sobre el PNV deberían haber contestado al modo de Pujol: "Hoy no toca eso". Pero vaya que sí tocaba.
Entre los hombres públicos que se despacharon a gusto contra los nacionalistas, hubo uno que estaba doblemente obligado a guardar silencio al respecto: el Defensor del Pueblo.
No digo Enrique Múgica Herzog, sino el Defensor del Pueblo, figura institucional que circunstancialmente encarna Enrique Múgica Herzog.
En tanto que ciudadano particular, Múgica, como todo pichichi, puede tener las filias y las fobias políticas que le vengan en gana. Como Defensor del Pueblo, en cambio, está obligado a callárselas, guardando una escrupulosa neutralidad política.
Ahora bien: los que conocemos a Enrique Múgica -y yo lo conozco desde los 7 años-, sabemos que esa neutralidad es totalmente incompatible con su carácter, visceral y colérico.
Si siempre fue así, cómo no lo será ahora -y más tratándose de este asunto- tras el asesinato de su hermano Fernando.
El Defensor del Pueblo está para defender a los ciudadanos de los abusos de la Administración del Estado. A todos los ciudadanos. Incluso al mismísimo Jack el Destripador, si viviera y morara por estos pagos. Pero Enrique Múgica afirma con total desenvoltura que él elige a quién defiende y a quién no. Incluso a quien ataca.
Sencillamente: está incapacitado para asumir las obligaciones que conlleva la institución.
Pero no hay en ello disfunción alguna. Quienes lo promovieron al cargo ya sabían que él es así. Precisamente por eso lo pusieron.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (24 de septiembre de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de marzo de 2017.
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