Había en San Sebastián, allá por los años 50, un cónsul alemán cuyas aventuras iban de boca en boca. No por lo portentosas, precisamente.
El buen hombre, cuyo nombre no recuerdo, solía relatar en el bar de debajo de su casa, a la hora del café, cómo se dedicó durante la guerra a boicotear al Ejército de Hitler desde dentro. Contaba que era sargento de infantería, especializado en formación y entrenamiento de la tropa, y que se aprovechaba del cargo para, en la medida de sus fuerzas -y nunca mejor dicho, como se verá-, desmoralizar a los batallones que acudían al frente.
-Me venían -relataba, con su copa de "Soberano" en la mano- y me comunicaban que tal o cual unidad iba a salirrr para el frrrente al día siguiente. Entonces yo cogía, me iba a esa unidad, y les decía: "¡Venga, todo el mundo de pie! ¡Ejerrrcicios!". ¡Y les metía una marcha de 15 kilómetrrros que los dejaba baldados! ¡Je, je! ¡Iban al frrrente hechos polvo!
-Pero tú, ¿marchabas con ellos? -le preguntaba la gente.
-¡Clarrro!
-¿Y no te cansabas?
-¡Clarrro! ¡Yo también me quedaba hecho polvo! Pero el que algo quiere...
De creerle, la variedad de sus hazañas como baldador de tropas era muy amplia, pero todas las modalidades de su invención participaban de la misma característica: fastidiaba a los soldados fastidiándose él también. Y como se pasó la guerra en ésas, no sólo contribuyó a minar la moral de las hordas hitlerianas, sino también, y ya de paso, su propia salud. Estaba hecho unos zorros.
Me acuerdo frecuentemente de este pobre diablo cuando veo algunas de las astutas tácticas que despliega la izquierda abertzale.
La cosa del llamado «DNI vasco», por ejemplo. Dedicarse a mostrar ese documento con fines de identificación puede que moleste algo al Estado español; no digo que no. Pero a quien hace la puñeta, desde luego, es a quien lo emplea, al que condena a ir de lío en lío. Como alguien se tome en serio la consigna de HB y exhiba ese papel para tratar de abrir una cuenta corriente, conseguir habitación en un hotel o recoger un paquete en Correos, irá más de cráneo que el cónsul alemán.
No creo que haya muchos que se animen a utilizarlo el próximo 13 de mayo para votar. Porque, como lo hagan, HB va a pasar directamente a la categoría de extraparlamentaria. Eso sí, dejando baldados a los presidentes de las mesas electorales.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (10 de abril de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de mayo de 2017.
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