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2001/09/06 06:00:00 GMT+2

El cazador casador

Juan Carlos de Borbón ha estado de visita oficial en Kazajistán. La Casa Real dijo que acudía para participar en no sé qué actividad de promoción del estudio del castellano. Según oí el presunto motivo del viaje, me quedé perplejo: no era consciente yo de la importancia del desarrollo de la enseñanza del castellano en Kazajistán.

Hoy he sabido la verdad. En realidad fue a cazar. Kazajistán, por lo visto, tiene unas reservas naturales muy importantes y nuestro monarca creyó oportuno procurar un descenso acelerado de su fauna. Entretanto, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia recaía en las Reservas de la Biosfera.

Me encantaría saber a cuento de qué el gobierno kazajo ha creído oportuno invitar al rey de España a montarse un garbeo cinegético por sus lares. Porque algún interés perseguirá, seguro. Pero, como no sé cuál -uno no puede saberlo todo-, me guardo mis sospechas para mí solo.

En todo caso, el episodio me parece ejemplar: la Casa Real tiene un lío del copetín y él aprovecha la ocasión para irse de Caza Real al quinto coño.

No exagero. Estoy convencido de que la Monarquía española está encarando un momento realmente problemático. El más delicado para su propio futuro desde que se produjo su restauración tras la muerte de Franco. Pienso así porque veo que la misma gente que durante todos estos años había venido mirándola con arrobada veneración -una veneración bochornosamente inducida por los medios de comunicación, pero veneración, a fin de cuentas-, está perdiéndole el respeto a marchas forzadas.

Ayer publiqué en El Mundo una columna escasamente amable para el conjunto de la familia real (ver La Zarzuela en apuros). Pues bien: recibí a lo largo del día un auténtico montón de correos electrónicos, todos ellos, menos uno, mostrando su simpatía con el contenido del escrito. Algo así habría sido impensable hace cuatro o cinco años. Entonces, cada vez que hacía una alusión despectiva a la monarquía juancarlista, me llovía una catarata de reproches.

Fiaos de mi olfato periodístico: está habiendo un cambio de orientación de la opinión pública.

No creo que el affaire de Eva Sannum sea la razón, pero sí el detonante. El carácter pedestre del asunto facilita que afloren comentarios públicos que antes se reservaban, como mucho, para charlas de café. Mucha gente que en su fuero interno venía preguntándose ya desde hace tiempo por la utilidad de la institución monárquica, y desaprobando la frivolidad que el rey disfraza de campechanía, se está atreviendo a decirlo en voz alta.
No pretendo que la monarquía vaya a desmoronarse como un castillo de naipes. Ya sé que en la baraja no sólo hay reyes. Pero sostengo que empiezan a tenerlo crudo.

Y, si no, al tiempo.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (6 de septiembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/09/06 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: diario 2001 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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