El martes 20 me tocó asistir en directo a un espectáculo bastante insólito que se produjo durante la emisión el programa de ETB Pásalo, en el que suelo participar como contertulio. Estábamos criticando la decisión del PP de recurrir al Tribunal Constitucional la ley que permite el matrimonio entre homosexuales, decisión que Mariano Rajoy había asumido como propia, y conectamos con Carlos Biendicho, que es dirigente de una plataforma de militantes gays del PP. Biendicho, que se hallaba en un estado de excitación y cabreo tan comprensibles como obvios, afirmó que el PP está encabezado por una banda de fascistas perfectamente hipócritas en materia de sexo y sostuvo que el primero de los hipócritas es el propio Rajoy, que -dijo- se ha casado con una mujer obligado por su partido, para mantener las formas, pero que en realidad es homosexual. Alguien se apresuró a apuntar que Biendicho y sólo Biendicho era responsable de semejante afirmación, a lo que respondí que lo mismo puede aplicarse a todo lo que decimos quienes participamos en el programa. Me solidaricé con la indignación de Biendicho pero, acto seguido -aunque no estoy muy seguro de que se me oyera en medio del barullo que se montó-, dije que repruebo el llamado outing, esto es, que haya quien proclame a los cuatro vientos la homosexualidad de personajes públicos que la ocultan.
Ayer me telefoneó mi buen amigo Gervasio Guzmán y, aunque el hilo de la conversación iba por otros derroteros, salió a relucir lo del incidente del Pásalo. Me dijo que a él le parece bien lo del outing, que Rajoy es un hipócrita por no proclamar su identidad sexual y por haber aceptado que Fraga le obligara a contraer matrimonio con una mujer (por cierto que a mí me parecía recordar que Biendicho no habló de Fraga, sino de Aznar, pero eso es lo de menos) y que se tiene bien merecida la denuncia pública.
Lo primero que le pregunté a Gervasio es cómo sabe que Rajoy es gay.
-¡Lo sabe todo el mundo! ¡Se lo he oído a un montón de gente! -me respondió.
La explicación me pareció cualquier cosa menos convincente. En los mentideros gays de la capital de España -y supongo que en los de otras ciudades- todo el mundo pretende saber un montón sobre la vida privada de políticos, artistas, toreros, cantantes, tonadilleras, periodistas y futbolistas (entre otros ramos de la vida pública), pero mi experiencia es que buena parte de lo que dice que sabe no lo sabe en absoluto: la gente se hace eco de rumores que muchas veces crecen y se expanden sin fundamento real. Pero ésa es otra.
-Supongamos que Rajoy sea gay. ¿Y qué? Tiene perfecto derecho a no decirlo en público -le digo a Gervasio.
-¡Pero el problema es que defiende lo contrario! -salta.
-No es exacto. Él no dice que esté mal ser gay, sino que se opone al matrimonio gay. Pero aunque hiciera lo que tú dices. Podría hacerlo por diversos motivos. Entre ellos, la hipocresía. Te guste más o menos, las personas tienen derecho a ser hipócritas, y no creo que haya mucha gente que no sea circunstancialmente hipócrita, en la medida que sea y para lo que sea. El nivel de honradez exigible en la vida social es el fijado por el Código Penal. No cabe imponer por ley la obligatoriedad de proclamar la verdad sobre las propias inclinaciones. Y si a quien no lo hace lo denuncias públicamente, le estás imponiendo una ley no escrita, pero que comporta penas. Eso sin contar que habría bastante que hablar sobre la diferencia real que hay entre la hipocresía y la vergüenza.
Para no liar más la cosa, no le dije a Gervasio que le veo otro aspecto problemático al outing. Quien practica la proclamación pública de la homosexualidad ajena como merecido castigo por su hipocresía se aprovecha en la práctica de la mala consideración que la homosexualidad sigue teniendo en amplios sectores sociales. Veo en ello una turbia complicidad, un aprovechamiento innoble de la ideología todavía dominante con respecto a las relaciones sexuales.
En fin, y por resumir: no me gusta. Y aprovecho para decirlo cuando se trata de Rajoy, porque defender los derechos de los amigos no tiene ningún mérito. La gracia está en salir en defensa de aquellos a los que no tragas ni harto de grifa.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (29 de septiembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de septiembre de 2017.
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