Ciento y pico automóviles implicados en una colisión múltiple a la altura de Honrrubia. Mañana pasaré por allí, camino de Aigües, para dejar que transcurra el tramo final de mis vacaciones estivales.
Escucho a uno de los conductores implicados en el accidente, que ha producido un muerto y decenas de heridos: «Había mucha niebla. Se produjo un frenazo brusco y, claro, di al de delante, y el de detrás me dio a mí».
¿Claro?
Si hubiera respetado la distancia de seguridad, habría tenido tiempo de frenar.
Lo mismo que los que iban por detrás de él.
Conducir pegado al coche de adelante es una temeridad, incluso en las mejores condiciones de visibilidad. Hacerlo con niebla espesa equivale a jugar a la ruleta rusa. Sin embargo, es de lo más corriente entre los conductores españoles.
Para mi desesperación. Porque yo soy de los que respetan escrupulosamente esa distancia. No por veneración al Código, sino por miedo. Pero me sirve de muy poco: en cuanto el de atrás ve que dejo hueco, me adelanta y se me pone en medio. Con lo que agarro unos rebotes de mucho cuidado.
En España son poquísimos los conductores que adoptan la precaución de reservarse el espacio necesario para frenar, en caso de necesidad, sin colisionar por alcance con el vehículo que les precede. La prueba más evidente la tenemos en el accidente de ayer: ¡más de cien coches empotrados!
Lo cual confirma mi tesis, tantas veces repetida: el descarado fomento que nuestra sociedad hace del transporte privado, en detrimento del público, es un acto de irresponsabilidad mayúscula. Supone poner millones de armas letales en manos de otros tantos inconscientes.
Ahora, eso sí: da mucho dinero a los fabricantes.
Rubinstein y yo
Decía Arthur Rubinstein que si, por lo que fuera, dejaba de tocar el piano durante cuatro días, lo notaba el público en general; que si dejaba de tocarlo durante tres días, lo notaba el público con mayor sensibilidad musical; que si el plazo era de dos días, lo notaban los críticos, y que, si era de un día, lo notaba él.
Desde el pasado martes apenas he escrito. No sé qué pensarán del apunte anterior el público en general, el público más entendido y los críticos, pero a fe que lo he notado yo.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (19 de agosto de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 31 de mayo de 2017.
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