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2003/05/22 06:00:00 GMT+2

Economías de escala

The New York Times aparece a los ojos del mundo como ejemplo de rigor periodístico. Tras confirmar que uno de sus reporteros, Jayson Blair, se había instalado en la trampa -parece que el chico alternaba el plagio y la mentira con idéntica desenvoltura-, lo ha denunciado públicamente y lo ha despedido.

Ha sido muy alabado el largo artículo en el que el diario neoyorquino admite los hechos, detalla las fechorías del periodista y se disculpa ante a sus lectores, a quienes recuerda que, con todo, «el señor Blair era sólo uno de [sus] 375 reporteros».

Blair se puso en evidencia al plagiar un artículo del San Antonio Express-News sobre la madre de un soldado desaparecido en Irak.

Los recursos tramposos relacionados con la reciente guerra han truncado varias carreras periodísticas. Acabo de saber que un veterano y estimado reportero argentino* ha sido puesto en la picota tras verse acusado de haber firmado varias crónicas desde Bagdad... sin haber pisado territorio iraquí en ningún momento.

Podría considerarse -hay quien lo hace- que estos ejercicios de autolimpieza dignifican la profesión periodística. ¿Seguro? Tal vez no sobre subrayar que los chivos elegidos para estos sacrificios rituales nunca son sacados por los cuernos de ningún Olimpo.

Veamos. Puestos a zarandear prestigios, ¿por qué se queda el NYT con el de Jayson Blair -que, como muy bien dice, era «sólo uno de sus 375 reporteros»- y no osa discutir la problemática decencia moral de los máximos dirigentes políticos de su país, mucho más y más gravemente mentirosos? Los que fueron inspectores de la ONU en Irak han aportado pruebas que demuestran que el secretario de Estado Colin Powell engañó al Consejo de Seguridad en relación con las supuestas armas de destrucción masiva de Sadam Husein. Con esas falsas pruebas en la mano, George W. Bush emprendió una guerra ilegal que ha causado miles de muertos.¿Son ésos hechos de importancia menor?

La impostada severidad de los directivos del NYT con su reportero falsario no pasa de ser un ejercicio -otro ejercicio- de doble moral. Mientras estaban lapidando a su particular Blair, celebraban con entusiasmo la concesión de la medalla del Congreso a otro Blair, éste británico, que declaraba sin inmutarse que «ya no es importante» demostrar que hubiera armas de destrucción masiva en Irak.

Sostiene el viejo tópico que, si matas injustificadamente a cuatro, te condenan por asesino, pero que si te cargas a cuatro mil, te elevan a la categoría de estratega.

La profesión periodística se merece un dicho parejo. Digamos que si te inventas 36 reportajes, eres un baldón para el gremio, pero que si falseas y mientes a todas horas y a todo el mundo, te mereces la medalla del Congreso de Estados Unidos de América.

* Se trata de Jorge Zicolillo. La noticia ha sido bastante comentada en Argentina. En España se ha hecho eco de ella El Mundo. Zicolillo es coautor de Los Nuevos Conquistadores, libro de investigación sobre el despojo practicado por la clase empresarial española en Argentina que fue publicado en España por Foca Ediciones, colección editorial de la que soy director. Espero que nadie entienda este apunte como un intento de exculpar a Zicolillo. Ni lo conozco personalmente ni sé nada del asunto que se le reprocha. Si es verdad que ha hecho eso, me parece mal. Claro.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social y El Mundo (22 de mayo de 2003), salvo la nota, la cual únicamente se publicó en el Diario. Subido a "Desde Jamaica" el 16 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/05/22 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: irak el_mundo usa periodismo guerra diario blair nyt 2003 bush mentiras corresponsal_de_guerra jayson_blair jorge_zicolillo powell | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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