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1999/12/11 07:00:00 GMT+1

Dos «match balls»

Hasta hace poco, estaba convencido de que el PP podría acudir con bastante tranquilidad a las urnas de la próxima primavera. Ya no.

A decir verdad, miraba el hecho con bastante indiferencia: cuando la alternativa a la corrupción del ayer es la mediocridad del ahora, tampoco está uno como para echar cohetes. Pero veía a la clase media satisfecha con la evolución de la economía, el panorama sindical sin mayores sofocos, los negocios de la UE al trantrán, el lío vasco bajo el espejismo del proceso de paz... y, para más inri, el PSOE con un cirio interno de cien pares.

El PP parecía haber conseguido ya de una vez sentar sus reales en ese centro-magma que tanto gusta a la gran mayoría del electorado español de estos tiempos.

Pero en las últimas semanas el panorama ha dado un brusco giro. A los de Aznar les está ocurriendo como a esos jugadores de tenis de segunda fila que un buen día se encuentran con que les falta tan sólo un juego para derrotar a una gran estrella y llevarse a casa el trofeo de su vida: se dejan dominar por el pánico, empiezan a no dar una, malogran lastimosamente su ventaja... y acaban perdiendo.

Aznar ya ha desperdiciado dos match balls. El uno, en Euskadi. El otro, con la Ley de Extranjería.

Lo de menos, a estos efectos, es el fondo de la posición que ha hecho suya en ambos asuntos. Es harto probable incluso que en eso esté en sintonía con la autocomplacida y laboriosa clase media española, que tiene a Arzalluz entre ceja y ceja y que teme que el país se nos llene de ingentes hordas de negros y moros indocumentados.

La clave está en las formas. En el modo en que ha encarado ambos problemas. En los dos ha dado la sensación de irse al extremo: al extremo derecho, en concreto. De haber perdido el norte... y, ya de paso, también el centro.

Desde hace algunas semanas, Aznar ya no es el político sereno que sale en la tele diciendo que hará todo lo posible por conseguir la paz, tranquilizando incluso a quienes lo conminaban a no ceder ni un ápice ante los terroristas. Ahora parece ya otro Fraga más prometiendo caña en pro de lo de siempre.

Ya no es tampoco el señor de la derecha que arrebata banderas sociales a la izquierda: es el de las «enmiendas de alambrada» a la Ley de Extranjería.

En ambos conflictos, el PSOE se las ha ingeniado para ocupar el centro, dándose un aire tolerante -tiene narices- y dejando al PP arrinconado en la derecha.

Aznar se ha olvidado de que el centro, a efectos electorales, no es una posición política concreta: es, sobre todo, una estética. Ese olvido puede costarle el partido.

Javier Ortiz. El Mundo (11 de diciembre de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 15 de diciembre de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1999/12/11 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: psoe ley_de_extranjería preantología el_mundo tregua 1999 pp aznarismo eta euskal_herria lizarra_garazi españa aznar euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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