Lo decís y lo repetís, y os confieso que me cuesta tomaros en serio: «¿A qué viene ponerse a hurgar ahora en unos hechos que sucedieron hace doce años?». Me hago cargo de que tanto los compañeros de viaje de González como los de Galindo estáis obligados a buscar como sea argumentos que justifiquen al uno y al otro. Tratáis de protegerlos para protegeros vosotros mismos. Pero el argumento de los doce años es demasiado. De veras.
Por fortuna, las hemerotecas existen. Y permiten demostrar que algunos, hace doce años, ya nos empeñamos en «hurgar» en esos malditos hechos. Y denunciamos la desaparición de Lasa y Zabala, y reclamamos que se investigara lo ocurrido, y apuntamos a los GAL, y manifestamos nuestra sospecha de que tras esas siglas se ocultaban ciertos servicios policiales.
¿Y qué pasó? Pues pasó que el PSOE de González, y la Alianza Popular de Manuel Fraga, y el PNV y CIU, todos a coro, se carcajearon en nuestras barbas. Y otro tanto hicieron la mayoría de los medios de comunicación que pretendían medrar -y medraron, vaya que sí- al amparo de cualquiera de esos partidos, o de varios de ellos a la vez. Con lo cual, no se hizo -no hicísteis- nada de nada.
Y ahora ponéis aire compungido, y os referís al «contexto» de hace doce años, y sostenéis que entonces «todo el mundo sabía», pero «nadie quiso decir nada». Mentira. No sabíamos. Para saber hay que tener pruebas, y nosotros no las teníamos, por desdicha. ¡Ah, si las hubiéramos tenido! Lo que sí es verdad es que todos o casi todos suponíamos. Sólo que vosotros supusísteis y callásteis. Nosotros supusimos y lo dijimos tan alto como pudimos. Pero nadie nos hizo caso.
A partir de lo cual, y mientras vosotros disfrutábais de las pingües rentas de vuestro silencio cómplice, nosotros continuamos en nuestros trece: unos recogiendo briznas de indicio y siguiendo remotas pistas, otros -¿cómo olvidar a Fernando Salas?- tratando de hacer valer esos datos ante los jueces, otros más -los de la opinión publicada- insistiendo sin desmayo en que los asesinos seguían libres y mandando.
¡Y ahora, cuando vuestro trabajo de concienzuda ocultación empieza a desmoronarse, nos venís con el cuento de que todo eso «sucedió hace mucho»! ¡Si sabremos nosotros hace cuánto! Somos perfectamente conscientes del paso del tiempo. Y de lo mucho que nos ha tocado soportar en su transcurso. Hemos sido acusados de todo: de cómplices de ETA, de desestabilizadores de la democracia, de agentes de las más variadas conspiraciones... A alguno de vosotros se le ha ocurrido la última: dice que hablamos de los GAL para proteger a Mario Conde. ¡Un señor cuya misma existencia ignorábamos cuando nos metimos a bregar contra el terrorismo de Estado y que, por lo demás, a la mayoría nos importa un bledo!
Han pasado más de doce años, sí. A veces es difícil demostrar que el crimen no compensa. Pero vale la pena.
Javier Ortiz. El Mundo (29 de mayo de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 30 de mayo de 2012.
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