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2005/12/13 06:00:00 GMT+1

Divagando en la madrugada

Mi hija Ane me ha pedido que le grabe The Last Waltz, la película que hizo Martin Scorsese en 1976 con los conciertos de despedida de The Band. También me pidió que le hiciera una copia de No Direction Home, el largo documental sobre el joven Dylan que ha puesto en el mercado el propio Scorsese en este año que se va. No sé por qué, he tenido dificultades técnicas para duplicar ambos deuvedés. Despertado a mitad de lo que podría haber sido un buen sueño, me he puesto la película en mi estudio esta madrugada, para confirmar que por fin me había quedado bien. (He utilizado auriculares para oírla, claro. De lo contrario, habría tenido una manifestación de vecinos en la puerta de casa.)

Hacía tiempo que no escuchaba con atención aquella fantástica fiesta que montaron los chicos de The Band, el grupo que acompañó a Bob Dylan durante sus años más conflictivos. The Band: Jammie Robbie Robertson, Richard Manuel, Rick Danko, Garth Hudson, Levon Helm. Y quienes se avinieron a estar con ellos en su prematuro adiós a los escenarios: Dylan -cómo no-, Neil Young, Eric Clapton, Muddy Waters, Joni Mitchell, Van Morrison, Emmylou Harris... y tantos otros.

He vuelto a quedarme pasmado con aquel despliegue de talento.

A esas tempranas horas del día -o a esas tardías horas de la noche, para otros-, a uno se le agolpan las ideas más extrañas.

Me he quedado pensando en que Rick Danko y Richard Manuel ya no viven. El primero apareció muerto en extrañas circunstancias. El segundo se disparó un tiro en la boca. No sé por qué. O tal vez sí, pero prefiero no imaginarlo.

He divagado luego pensando en lo impresionante que es la música que acumula el territorio de Norteamérica (en este caso hay que incluir a Canadá). Y en el papanatismo de mucha gente de por aquí, que habla de los Estados Unidos como si por aquellos pagos todo el mundo fuera tonto del culo. En las solas manos de Robbie Robertson había -sigue habiendo- más genio musical que en las de toda la directiva de la SGAE junta. Y hago gracia de Ramoncín y de Teddy Bautista, para no abusar.

Siguiendo ese hilo, he recordado la noche del sábado. Varios amigos y amigas estuvimos quejándonos a la luz de la luna mediterránea del páramo intelectual que ha sido España desde ya hace casi un siglo. ¡Ortega y Gasset, nuestro gran filósofo! ¿Y los teóricos de la izquierda? ¿Cuáles? Qué vergüenza.

¿Y es este país el que se permite mirar por encima del hombro a tantos otros?

Nunca hemos sido gran cosa. Y seguimos en ello.

Llegado a tan filosófico punto, me he quedado mirando distraídamente una mancha que tengo en la uña del pulgar de la mano derecha.

Lleva ahí meses. Creo que fue resultado de un golpe. Antes, ese tipo de manchas se me desplazaban rápidamente hasta el borde de la uña y desaparecían al punto. Ésta se resiste.

Supongo que todo es así en la vida. Las heridas tardan más en desaparecer. Pugnan por quedarse para siempre.

Dice Bob Dylan en el arranque de No Direction Home que gastó buena parte de sus años mozos tratando de saber adónde quería ir; cuál era su verdadero hogar, su destino. Y que, con el paso del tiempo, acabó descubriendo la verdad: que no iba a ninguna parte. Que nadie va a ninguna parte. Que el destino no existe. Que sólo existe el recorrido.

Kavafis llamó a eso Itaca. Era un optimista.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (13 de diciembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/12/13 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: españa música apuntes usa 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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