Elecciones en la Comunidad Autónoma Vasca (III)
Muy esquemáticamente expuestos.
Punto uno. El objetivo es conseguir que cese la violencia de ETA.
Punto dos. Las condiciones que pone ETA para acabar con su acción terrorista son inaceptables. No ya sólo para el Estado español, sino también para el pueblo vasco, que no quiere ir por narices por la vía que ETA pretende imponer.
Punto tres. La autodeterminación que ETA reclama no sólo es inaceptable, sino también irrealizable en la práctica. Las comunidades vasco-navarra y vasco-francesa jamás aceptarán formar parte sin previa consulta de un colegio electoral único con la población de la Comunidad Autónoma Vasca.
Punto cuatro. En consecuencia, y por el momento, no tiene sentido propugnar que se negocie con ETA el cese de su actividad terrorista. Para que ese diálogo fuera posible, ETA tendría que acercarse, así fuera mínimamente, al terreno de la realidad, aceptando cómo es y qué desea el pueblo vasco realmente existente.
Punto cinco. Así las cosas, hay que prepararse para soportar la continuidad de los atentados de ETA.
Punto seis. Prepararse no equivale a resignarse. Que esa preparación sea necesaria no quiere decir en modo alguno: a) que no haya que responderle con la ley en la mano, y b) que no existan posibilidades de trabajar en el plano político para minar sus posiciones.
Punto siete. Para «minar sus posiciones», lo primero que hace falta es que las fuerzas políticas renuncien en sus querellas a servirse del activismo armado de ETA como arma arrojadiza (*).
Punto ocho. En segundo lugar, hay que hacer lo necesario para restar a ETA apoyo social. Lo cual implica demostrar prácticamente que existen vías pacíficas por las cuales cabe plantear y, llegado el caso, materializar las aspiraciones mayoritarias de la población vasca.
Punto nueve. Las fuerzas políticas que representan a la minoría no nacionalista del pueblo vasco deben asimilar que la mayoría nacionalista tiene derechos que merecen ser atendidos.
Punto diez. Las fuerzas que representan a la mayoría nacionalista del pueblo vasco deben renunciar a cualquier solución que maltrate o haga imposible la vida a sus conciudadanos no nacionalistas, que constituyen una inmensa minoría.
Por lo que conozco de él, creo que Ibarretxe -no hablo de todo el PNV, ni tampoco de EA- firmaría estos diez puntos sin pestañear. Me parece un buen punto de partida.
El problema es atraer a esas posiciones al resto, nacionalista y no nacionalista.
¿Es posible? No lo sé. Lo veo improbable. Pero por intentarlo no se pierde nada
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(*) Paquete-bomba de ETA contra Gorka Landaburu, disimulado en un sobre con membrete de Elkarri. El periodista sufre lesiones de importancia en las manos y en el rostro. Pocas horas después, el PSE-PSOE de Zarautz hace público un comunicado en el que, tomando pie en el repugnante atentado contra Landaburu -hombre, por lo demás, de natural pacífico donde los haya-, aprovecha para tirar por elevación y denunciar «ciertas actitudes de algunos dirigentes políticos que con sus ataques a la prensa ponen en el disparadero de los terroristas a periodistas que ejercen su profesión con libertad». A eso me refiero cuando hablo de no utilizar el activismo de ETA como arma arrojadiza. ¿Qué quiere el PSE? ¿Que haya medios de Prensa que pongan de vuelta y media a los dirigentes del PNV, asimilándonos prácticamente a los terroristas, y que ellos no contesten? ¿Cree realmente el PSE que ETA elige sus objetivos criminales siguiendo la pauta de las críticas de Arzalluz? ETA quiere acabar con la libertad de expresión de algunos y eso es rotundamente intolerable. Pero la respuesta a los desafueros de ETA no puede pasar por coartar la libertad de expresión de otros.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (16 de mayo de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de mayo de 2017.
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