En España se ha montado este año un lío terrible entre el Día de los Difuntos y la Unión Europea. Europa y los muertos han tenido que hacer, como aquel que dice, cambio de pareja: el Tratado de Maastricht entraba en vigor ayer, pero como aquí era fiesta, hubo que dejar la cosa para hoy. Por su parte, el Día de los Difuntos debía celebrarse hoy, pero como ayer era fiesta local, la gente aprovechó para irse de cementerios, adelantando en 24 horas el homenaje a sus muertos.
El resultado es que España ha acabado acudiendo al punto de encuentro de la Unión Europea enarbolando un fantástico montón de crisantemos y de coronas, no precisamente danesas. De esta extraña guisa, mientras los demás europeos dedicaban la jornada de ayer a hacer sesudas reflexiones sobre lo problemático de la unidad monetaria y otros asuntos conexos de no menor enjundia, nosotros sólo teníamos oídos para versos como los del poeta: «Caminante que pasas: silencio./ Aquí hubo un pueblo./ Respeta el cementerio.» Y en tanto los políticos de allende el Pirineo no paraban de perorar sobre la construcción comunitaria y otros «retos del futuro» -porque ahora el futuro ya no espera: reta, nosotros estábamos, como cada año, enfrascados en los ripios de don José Zorrilla: «¿Adónde váis, comendador?», «Imbécil, tras de mi honor», etc.
Así que, ya digo, nosotros lo de Maastricht nos lo hemos montado en plan de difuntos. Lo cual a mí, al menos, me parece muy bien. Y muy simbólico. Porque, si Felipe González decidió lanzarnos por los toboganes de la unión europea a tumba abierta, ¿qué mejor ofrenda floral para llevar a la celebración que unos ramos de crisantemos y algunas coronas de muerto?
Ahora todo es cosa de esperar a que sobre nuestra tumba abierta caiga la lápida de rigor. Es fácil imaginar la leyenda que cincelarán sobre ella: «Aquí yace España, tierra expo-olímpica, de gran modernidad y modélico impulso democrático». No lo duden: todos los expertos del FMI, la OCDE y el Ecofin certificarán entonces que este país murió sanísimo. Y nos felicitarán por haber hecho exactamente lo que había que hacer, sin temer a los sacrificios.
Javier Ortiz. El Mundo (2 de noviembre de 1993). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de noviembre de 2012.
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