Desde Jamaica

La operación policial resultó -nadie puede negarlo- muy brillante. Y estuvo, además, perfectamente ejecutada. Acudieron prestas las unidades especiales, volaron la puerta de la casa en pedacitos y detuvieron a los cuatro vascos en un abrir y cerrar de ojos. No les dieron siquiera tiempo de resistirse. Cierto que tampoco querían hacerlo y que, por lo demás, no tenían armas. Pero eso son detalles sin importancia: lo esencial es lo bien que se hizo todo.

El interrogatorio resultó también ejemplar. No era fácil llevarlo adelante, considerando que los cuatro vascos y el saxofonista detenidos carecían por completo de antecedentes y habida cuenta de que no tenían documentos comprometedores encima. Pese a todas esas dificultades, la Delegación del Gobierno estuvo inmediatamente en condiciones de anunciar que había arrestado a los miembros del comando itinerante de ETA autor de los últimos atentados en Sevilla. Es verdad que no eran miembros de ningún comando. Pero ése es otro detalle irrelevante dentro de una actuación globalmente impecable. Además, la equivocación fue solamente parcial: si no formaban parte de un comando, a cambio ha quedado perfectamente establecido que sí eran itinerantes.

Otro aspecto fundamental: se ha demostrado una vez más el enorme valor de la cooperación ciudadana. El operativo pudo realizarse, en efecto, gracias a la oportuna llamada de una vecina, que detectó la insólita presencia de este grupo de vascos -¿acaso no son vascos los de ETA?- en la capital andaluza. Una vez más, los agoreros subrayan que fue un error. No quieren comprender que ése es otro detalle mínimo. Lo esencial es que Garrido ha conseguido tranquilizar al pueblo de Sevilla. Todos lo han comprendido: si sabe desarticular tan bien comandos que no existen, ¿qué no será capaz de hacer con los comandos de verdad?

Javier Ortiz. El Mundo (2 de enero de 1992). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de enero de 2011.