Aseguran los responsables del Banco de España que, si están faltando euros en el mercado, es porque la demanda les ha desbordado. Ayer se lo escuché a una menda de sonrisa beatífica: «Ha superado todas nuestras previsiones».
Y lo decía encantada, como si fuera estupendo.
Eso es muy español. Aquí se considera un éxito que la realidad pase alegremente por encima de lo calculado. Un éxito en general: de la realidad y de los que han hecho mal los cálculos. Típico ejemplo: «Los organizadores del acto se vieron desbordados por la acogida que mereció la convocatoria». Lo oyes y te dices: «Vaya, pues qué mal. Los habrán destituido, por incompetentes». Qué va. Nunca. Al contrario: los felicitan.
Son curiosidades celtibéricas. Como esa otra que mueve a que se califique de «experto» a todo aquel que aparece en público demostrando que no sabe un pijo de la materia. Sacan al presunto especialista en asuntos del Oriente Medio y le preguntan: «¿Qué pasaría si Sharon decidiera encarcelar a Arafat?». Y el sedicente experto responde: «Se abriría una situación de consecuencias impredecibles». Que no es sino un modo retorcido de contestar: «Ni puta idea».
Tenemos calculadores que no saben calcular y expertos que están in albis. Nos quejamos de vicio.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (5 de enero de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 19 de febrero de 2017.
Comentar