Quienes leen habitualmente este Diario se habrán extrañado de lo tarde que he escrito el apunte de hoy. La tardanza ha sido resultado de las peculiaridades de la vida campestre.
Llegué ayer de Madrid a mi casa de Aigües, en Alicante. Hermoso lugar... casi siempre. Anoche hacía un viento que se volaba el monario. Al poco de llegar, zas, se fue al carajo la electricidad. En toda la zona.
Es curioso todo lo que depende de la electricidad. Hasta el teléfono móvil: se desconecta el repetidor.
Reconozco que mi especialidad no es vivir a oscuras.
Esta mañana, al poco de amanecer, he hablado con Iberdrola. No sabían que los habitantes de esta zona campestre estábamos sin suministro.
-¿No tienen luz? -me inquiere una amable señorita. Es una pregunta que odio.
-Sí, luz sí. La que entra por las ventanas. Lo que no tenemos es electricidad -le respondo.
Hasta las 9:00 hemos estado igual. Ahora parece que volvemos a la vida civilizada. A saber por cuántas horas. Las que le dé la gana al viento, supongo.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (28 de diciembre de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 22 de junio de 2017.
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