La emprende Antonio Gala contra los Estados Unidos, en masa, y contra «los norteamericanos», en general *. Según él, USA -así, en inglés- «cae fatal» y «su tipo de cultura» (sic) «aburre a las vacas».
Ignoro cómo se las arregla Gala para englobar la totalidad de las tradiciones y manifestaciones culturales de los EUA en un solo «tipo de cultura». Es más: ni siquiera sé qué diablos puede ser un «tipo de cultura». Pero, claro, a diferencia del excelso tronero cordobés, yo no he escrito novelas que convierten Las uvas de la ira en un pobre ejercicio escolar, ni poemas que harían palidecer de envidia a Walt Withman, ni obras de teatro que para sí hubiera querido Arthur Miller en sus mejores momentos, ni he dado pie a guiones de cine que William Faulkner habría firmado con los ojos cerrados. No he pisado jamás las cimas del Parnaso desde las que él contempla la obra de los pobres mortales trasatlánticos y, en consecuencia, sería vana pretensión de mi parte acceder al entendimiento de la olímpica superioridad de sus desdenes.
Debe de ser por eso -porque hablo a ras de suelo, lo que me impide mirar a nadie por encima del hombro- por lo que, cuando leo o escucho que alguien desprecia a los Estados Unidos de América y al conjunto de sus habitantes -cosa harto común por estos lares-, agarro unos rebotes del copón.
Los EUA tienen una población de más de 250 millones de ciudadanos y ciudadanas, lo que ya de por sí aconsejaría no arriesgarse demasiado a generalizar. Pero es que, además, ese porrón de gente tiene orígenes culturales muy diversos. Y vive en realidades sociales, económicas, geográficas, climáticas y hasta lingüísticas no menos dispares. En muchos aspectos, los EUA son más un continente que un país. «La cultura» de los EUA son muchísimas culturas. Y bastantes de las manifestaciones que tienen esas culturas son sencillamente apasionantes. Otras, en cambio, son de una bobería químicamente pura. Como aquí, sólo que en mucho más grande. Todo.
¿Que la parte de la población estadounidense que vota ha elegido una casta dirigente penosa? Sin duda. Repugnante, incluso. Pero no creo que España proporcione el estrado más adecuado para impartir a ningún pueblo lecciones de sabiduría electoral.
¿Que los productos culturales de masas son allí de un simplismo sofocante? Eche el anatemizador una ojeada a los de aquí antes de darse aires de superioridad.
Gala compara a los EUA, cuyo «tipo de cultura aburre a las vacas», con «Europa», y dictamina que el Viejo Continente está ganando la partida al Nuevo Imperio. No discuto al sublime autor de La pasión turca sus conocimientos en materia de vacas aburridas, pero me parece obvio que como cronista de batallas no llegará lejos. Europa lleva años emulando a los Estados Unidos en todo, incluido -o mejor dicho: sobre todo- en lo peor. Hasta en su bipartidismo de pacotilla. Hasta en su apestoso modelo de relaciones laborales.
El mimetismo y la abdicación ante lo estadounidense lo invade todo. Hasta La Tronera, en donde ya no se nos habla de los Estados Unidos de América, sino de «USA».
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(*) Escribía así Gala en su «Tronera» de ayer, bajo el título USA pasó de moda: «No sé si es o no culpa de Bush o de todos los norteamericanos (fracasos, armamentos, fallos tecnológicos, auditorías engañosas, gigantes caídos, pollos fritos o películas bélicas), pero USA no está de moda. Y además cae fatal. Su tipo de cultura aburre a las vacas, no aporta ni brillo ni esplendor ni tranquilidad a nadie. Ni a ellos mismos. Sus mitos han dejado de serlo; sus tópicos enseñan la oreja. Sólo siguen deslumbrando a los más pobres o a los más tontos, que confunden el dólar con el cielo. Europa, poco a poco, medra y USA mengua. Quizá el 11 de septiembre de 2001 puso de manifiesto algo más que un atroz terrorismo.»
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (21 de abril de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 22 de abril de 2017.
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