Cuando no era yo más que un crío -eso ocurrió hace varios siglos, pero aún me acuerdo-, mi madre, que es madre y maestra, como la España de César Vallejo, solía reprocharme mi pasión por la política. «Ay, hijo, los políticos son todos iguales», me decía una y otra vez. Y sentenciaba: «Los mismos perros con distintos collares».
Me ponía de los nervios. ¡Qué ignorancia, la suya! ¿Cómo podía meter en el mismo saco a Franco y a De Gaulle, a Kennedy y a Mao Zedong? «Esta mujer se alimenta de tópicos», me decía para mis adentros. Ella no sabía de la misa la media; yo sí, que no paraba de leer libros muy gordos.
Entonces mi madre debía de estar iniciando la cincuentena. Es decir, que era de la edad que me toca soportar a mí ahora.
Pues tiene narices: después de mucho leer y de mucho vivir, de dar vueltas y más vueltas y de conocer a la tira de políticos, he acabado de acuerdo con ella.
Bueno, en parte. Depende de qué se entienda por «político». Políticos, en sentido amplio, somos todos, claro está. Incluso dentro del campo de la política como profesión, los hay que no rascan bola, o sea, que no huelen el Poder, el Poder con mayúscula, porque con su ideología no se llega a ningún palacio, y lo saben, y lo aceptan, porque son así. Qué les digo yo: el subcomandante Marcos, yendo más lejos.
Pero los otros, todos ésos que practican la alternancia, que le dicen, ésos, vaya que sí: iguales.
Mi única duda con respecto a la proposición teórica de mi madre es si realmente se trata de los mismos perros con distintos collares, o si los collares son también iguales.
Y es que la política, en estos tiempos y por estos lares, se está uniformizando a ritmo de vértigo. Un Ruiz Gallardón o un Zaplana -el uno por unas razones, el otro por otras- no desentonarían nada de nada en el PSOE. Y un Solchaga o un Barrionuevo -también cada uno por sus motivos- encajarían sin problema alguno en el PP. A lo que parece, lo único diferente que queda ya es el PNV. Y créanme si les digo que, a nada que se rasca, tampoco el PNV es muy distinto.
La reflexión viene especialmente a cuento hoy, vista la elección que tienen ante sí los congresistas del PSOE. Descartadas Rosa Díez, que es la candidata preferida de los enemigos mortales de su partido, y Matilde Fernández, que si se ha presentado es solo para que su minoría no quede fuera de juego, ¿cuál es la opción? Ni Rodríguez Zapatero ni Bono se han molestado siquiera en presentar un programa. ¿Para qué, si es el mismo?
Ambos tienen idéntica ideología. La misma que todos los políticos de ahora: ninguna en concreto.
Javier Ortiz. El Mundo (22 de julio de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 25 de julio de 2011.
Comentarios
Escrito por: daniel riera.2011/07/25 09:15:7.823000 GMT+2
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Escrito por: Txema.2011/07/26 13:20:18.373000 GMT+2