Artículo 1.- La revista Science -a la que, por razones que se me escapan, nadie en este país alude nunca jamás sin añadir a toda pastilla el adjetivo «prestigiosa»- publica en su último número un trabajo que, al parecer, demuestra que la homosexualidad masculina no es genética.
Se dice Ciencia pero, de hecho, es pura ideología. ¿Por qué han investigado la hipotética base genética de la homosexualidad, y no han indagado en cambio en los genes de los amantes de la pintura de Paul Gauguin, o de los adictos a los bocadillos de calamares? ¿Se imaginan ustedes que el próximo número de Science -perdón, quiero decir: de la prestigiosa revista Science- diera a la luz un artículo titulado Se descarta que la desmedida afición a la tortilla de patatas tenga una raíz genética?
Todo quisque diría: «Y a mí qué». Pues es exactamente lo que digo yo cuando oigo hablar de los genes y la homosexualidad: y a mí qué. Sólo quien cree -consciente o inconscientemente, me da igual- que la homosexualidad es una rareza problemática puede tener un interés tan vivo en que se investigue su procedencia.
Por cierto que entre los que ven así el asunto no solamente hay homófobos -palabro de muy dudosa legitimidad lingüística, dicho sea de paso-; también muchos homosexuales carcas, que se pirran por echar la culpa de lo suyo a la Naturaleza, si es que no a Dios. Como si lo suyo encerrara culpa alguna.
Pues no, hijos míos: es una opción. Tan válida como cualquier otra. E igual de inocente (si es que la inocencia existe).
Artículo 2. - Se celebró el jueves pasado en el Club Internacional de Prensa de Madrid un encuentro de corresponsales españoles que cubrieron hace 25 años la llamada Revolución de los Claveles.
Leo la relación de los presentes y no veo que acudiera al acto Diego Carcedo. Sin embargo, me consta que el representante del PSOE en RTVE -antes como mandamás, ahora como oposición- estuvo en Lisboa en aquellos días. Vaya que sí. Yo veía -y lo que es mucho peor: también oía- las crónicas que hacía para los informativos de la televisión franquista. Me tocó contemplarlas desde la cárcel de Carabanchel. ¡Con qué genuino entusiasmo denostaba el menda a las hordas marxistas que osaban atacar la sede de la PIDE (la policía política del siniestro Caetano) o que asediaban nuestra embajada!
Reconforta ver qué inmensa capacidad de reciclaje personal han desarrollado algunos. Ahí es nada, el Carcedo éste: hace 25 años, vocero del fascismo; ahora, comisario político del PSOE. Jopé, cómo le cunde el tiempo.
Javier Ortiz. El Mundo (24 de abril de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de abril de 2012.
Comentarios
Aun asi, mi abrazo es nostálgico.
Escrito por: Tailo.2012/04/26 12:50:9.499000 GMT+2