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1996/09/28 07:00:00 GMT+2

De idiotas y discrepantes

Como aún no he leído El manual del perfecto idiota latinoamericano... y español -obra la mar de graciosa, de creer a sus autores: Alvaro Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Mendoza y Carlos Alberto Montaner-, no puedo decir nada sobre el contenido del libro, ni para bien ni para mal. A cambio, sí me cabe comentar los fundamentos de la obra, que sus coautores han explicado estos días en toda suerte de aulas y cenáculos.

A lo que parece, Vargas Llosa Jr., Mendoza y Montaner han escrito este opúsculo -que se ha vendido muy bien en las Américas- para comunicar a la ciudad y al orbe la buena nueva de un hallazgo suyo: han descubierto que nadie se ajusta mejor a la tipología del perfecto idiota que el izquierdista. ¿Y quién es izquierdista? Bien sencillo: todo aquel que «cree que el Gobierno debe resolver sus problemas», o que «incide (sic) en culpar al capitalismo de la pobreza» o que «culpa a los EE.UU. del tercermundismo». Cosas, a su juicio, de una idiotez izquierdista desternillante.

Ya en suelo español, los autores han detectado otros dos tipos de protoidiotas: «los que defienden en América causas que en casa no defenderían» (v.gr.: el zapatismo) y los que «no se atreven a abordar desde un punto de vista liberal el tabú del Estado del bienestar».

Se proclaman «liberales». No sabía yo que el arte de la retórica liberal autorizara a caricaturizar los argumentos del oponente para mejor criticarlos. Por ejemplo: ¿hay alguien que crea que «el Gobierno debe resolver sus problemas»? Lo dudo. Si Mari Puri me da calabazas, mi izquierdismo no me empuja a exigir a Aznar que me arregle el asunto. Sí creo, a cambio, que el pago de impuestos directos e indirectos me da derecho a reclamar del Gobierno que me resuelva algunos problemas, y no veo qué hay en ello de idiota.

Tampoco me siento reflejado -pese a mi izquierdismo de rancio abolengo- en las simplezas que los tres izquierdófobos nos atribuyen a los críticos del capitalismo (una cosa es que el capitalismo no tenga interés en acabar con la pobreza y otra que se la haya inventado) y del imperialismo norteamericano (¿qué diablos será eso de «tener la culpa del tercermundismo»?).

Lo mismo me sucede con sus aceradas invectivas a escala local. Soy capaz de entender la causa zapatista, dadas las condiciones sociales de México, pero eso no me obliga a promover la formación de una guerrilla indígena en los Montes de Toledo. Y si, otrosí, no asumo un criterio liberal sobre (contra) el Estado del bienestar, puedo jurar y juro que no es porque «no me atreva», sino porque, sinceramente, no me apetece ni pizca.

Hay un liberalismo digno de toda loa: el que se asienta en el respeto por el discrepante. No es ése el de los autores de este libro: parten de que sólo un perfecto mostrenco puede no ver la vida a su modo.

Lejos de mí la tentación de pagarles con la misma moneda. No creo que ellos sean tan de derechas por idiotez. Estoy seguro de que les resulta muy, pero que muy rentable.

Javier Ortiz. El Mundo (28 de septiembre de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 15 de septiembre de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1996/09/28 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: izquierda derecha el_mundo 1996 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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