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2004/07/25 06:00:00 GMT+2

Cuatro años

En memoria de Serge Reggiani, actor*

Hace hoy exactamente cuatro años, más o menos a una hora pareja, escribí en esta página el siguiente comentario, bajo el título Las lágrimas del apóstol:

«Primera pregunta: ¿Alguno de vosotros sabe a cuento de qué un Estado laico hace ofrendas institucionales a un supuesto apóstol sedicentemente matamoros?

»Segunda: ¿Alguien puede aclararme por qué últimamente Manuel Fraga es incapaz ni de dar la hora sin echarse a llorar?

»Tercera: ¿Me podría explicar algún experto por qué Galicia soporta lo uno... y al otro?

»Yo tengo respuesta para las tres preguntas, pero preferiría que alguien me proporcionara otras menos tristes.»

Lo releo y compruebo, no sin cierto abatimiento, que conserva intacta su actualidad, salvando el hecho de que lo de Manuel Fraga ya no sucede «últimamente», sino desde hace años. En cualquier caso, parece que no va a cesar -nada: ni Fraga, si su Presidencia, ni su llanto- porque ya ha anunciado que va a presentarse a la reelección, y no veo yo que el electorado gallego tenga trazas de haber cambiado sus querencias.

Otra variación: este año el recochineo tiene estrambote. Van a conceder una medalla a Rodolfo Martín Villa por su gestión de la catástrofe del Prestige. Fraga y Martín Villa, de nuevo juntos. El túnel del tiempo.

Las lágrimas del apóstol fue el primer comentario de actualidad que introduje en mi recién estrenada página web. Desde entonces he venido publicando todos los días, salvo tres o cuatro, un texto de ese estilo -casi siempre más extenso-, primero bajo el título genérico de Diario de un resentido social, luego, desde hace un año, como Apuntes del natural. Si mis cálculos no fallan, la cuenta suma más de 2.000.

Bromeo conmigo mismo, mientras escribo esto: «No sé cómo te atreves a criticar a Fraga. Tú tampoco tienes la menor intención de dimitir», me digo.

Pero lo mío es menos cargante, creo (y confío). Por lo menos, ni cobro del erario ni obligo a los demás a soportarme.

 

* Por aquí no ha sido nunca demasiado conocida la obra musical de Reggiani. Tenía una voz cálida, bien educada, e interpretaba como el gran actor que siempre fue. Se metía y te metía en la historia de la canción. Me aficioné a él durante mi larga estancia en Francia y le he seguido fiel durante los 30 años transcurridos desde entonces. Varias de sus canciones (L'italien, La putain, Ma fille), no necesariamente las más conocidas de su repertorio, siguen pareciéndome obras maestras. Y alguna de ellas se las ha arreglado siempre para arrancarme una lágrima, por mucho que me la sepa de memoria.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (25 de julio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 18 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/07/25 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2004 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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