Hace unos días, en Beirut, ante la Liga Árabe, Aznar expresó su rechazo «tanto del terrorismo como de la violencia injustificada» en el Oriente Próximo. El mensaje implícito estaba claro: para la UE -de la que él ejerce la Presidencia de turno-, terrorismo es lo de los palestinos; lo de Israel se queda en violencia injustificada.
En rigor, terrorismo es toda acción violenta e indiscriminada que se ejerce sobre una población civil para forzarla a aceptar algo que no desea (o para que fuerce a sus dirigentes a aceptarlo, lo que a efectos prácticos es lo mismo).
Hay quien emplea el adjetivo terrorista como insulto. Es una devaluación del lenguaje. No toda violencia inaceptable es terrorismo.
¿Es terrorismo lo que practican las organizaciones violentas palestinas? En parte, sí. Lo es en la medida en que se sirven de la violencia indiscriminada para forzar a la población israelí a rendirse (o, al menos, a acordar la paz en unas condiciones que no desea). No lo es, en cambio, técnicamente hablando, en aquellos casos en los que los atentados son expresión de un sentimiento de odio, de desesperación y de deseo de venganza.
¿Es terrorismo la violencia que ejerce el Estado de Israel contra el pueblo palestino? Lo es, sin lugar a dudas, porque comporta una acción violenta e indiscriminada dirigida contra la población civil del enemigo con el ánimo de obligarla a someterse (o de forzar a sus representantes a que se sometan en su nombre).
En esas condiciones, la distinción que hacen los organismos rectores de la Unión Europea -y Aznar en su nombre- entre el «terrorismo» (palestino) y la «violencia indiscriminada» (del Estado de Israel) carece de cualquier justificación racional.
Tal vez haya quien piense que establecen esa diferenciación porque consideran que sólo cabe hablar de terrorismo cuando la acción violenta e indiscriminada contra la población civil es obra de fuerzas irregulares, y no del Gobierno de un Estado. Se equivocará quien crea tal cosa. Hace tiempo que la llamada comunidad internacional ha aceptado que también los gobiernos y los estados pueden incurrir en actos de terrorismo. La parafernalia conceptual puesta a punto durante la Guerra del Golfo, desarrollada más tarde a propósito de la Guerra de los Balcanes y llevada ahora a sus últimos extremos por George W. Bush con su doctrina sobre el Eje del Mal no deja lugar a ninguna duda sobre este extremo.
Así las cosas, ¿por qué se niega la UE a tipificar como terrorista la enloquecida actividad desarrollada por la maquinaria de violencia del Estado de Israel? Sencillamente, porque no quiere asumir las consecuencias que se derivarían de esa catalogación.
El Gobierno de los Estados Unidos de América dice que «entiende la necesidad de autodefensa» de Israel. La UE se manifiesta en parecidos términos. Pero, ¿qué es lo que «autodefiende» el Estado de Israel? Una realidad territorial que, en buena medida, es usurpada. Israel está violando la legalidad internacional, empezando por la propia resolución de las Naciones Unidas que legalizó su existencia: recuérdese que aquella resolución determinó que en esa zona habría dos estados, uno judío y otro árabe. Desde entonces, Israel no ha parado de ampliar sus fronteras de manera ilegal, mientras impedía manu militari la creación de un Estado palestino. ¿Qué «autodefensa» hay que entender ahí? ¿La del derecho de conquista?
Cada vez que se produce una nueva barbaridad israelí, los máximos dirigentes de la comunidad internacional se hunden en un mar de palabrería, reclamando que se tenga en cuenta el contexto. Todo con tal de no llamar a las cosas por su nombre: al asesinato, asesinato; a la invasión, invasión; al sojuzgamiento, crimen.
Resulta grotesco. Pero más grotesco aún cuando esa farfulla sale de los labios de los dirigentes españoles, especializados en no tolerar que entre nosotros haya nadie que quiera contextualizar los actos de violencia cruel e inaceptable que se producen en Euskadi.
O no se contextualiza ningún crimen -yo no lo hago- o se contextualizan todos.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (30 de marzo de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 17 de abril de 2017.
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