Manifestaciones de masas en Gotemburgo durante la Cumbre de la Unión Europea.
Los manifestantes querían hacer oír su protesta contra la globalización y contra el papel de los organismos rectores de la UE en el actual proceso de devastación económica y ecológica del planeta. A fe que lo consiguieron.
La primera manifestación fue reprimida duramente por la Policía, lo que dio origen a gravísimos incidentes, con choques violentos y destrozos sin cuento. En la segunda, las Fuerzas antidisturbios suecas se reprimieron ellas, en lugar de reprimir a los manifestantes, con lo que consiguieron cumplir mucho mejor su función antidisturbios.
A la vista de lo ocurrido en Suecia, a Aznar se le ha encendido una lucecita: algo así, o aún mayor, podría ocurrir en España durante las dos Cumbres que han de celebrarse durante la Presidencia española de la UE. La primera está prevista para marzo de 2002 en Barcelona; la segunda, tres meses después en Sevilla. Además, va a haber también una reunión informal del Ecofin en Oviedo.
Eso ha preocupado mucho a Aznar, porque a Aznar le preocupa mucho que se empañe la imagen internacional de España, y la imagen internacional de España se empañaría cantidad si en España hubiera manifestaciones contra la globalización, como si Barcelona fuera Seattle, Sevilla Viena y Oviedo Gotemburgo, plazas todas ellas con muy mala imagen internacional, como todo el mundo sabe.
Aznar no es persona que se ande con chiquitas, así que ha empezado a rumiar una astuta táctica para conjurar ese peligro: planea cerrar las fronteras de España cuando se acerquen las fechas de esas reuniones. Dice que el Tratado de Schengen le autoriza a hacerlo, y es posible que así sea, porque la verdad es que ese Tratado no hay por dónde cogerlo.
Todo indica que Aznar da por hecho que las manifestaciones de ese estilo siempre las hacen los extranjeros. Debe de recordar lo que alegaron las autoridades austríacas: «Viena se ha llenado de agitadores extranjeros». Ha deducido que los malos son los extranjeros, y por eso quiere sellar las fronteras españolas. No ha reparado en que buena parte de los extranjeros que hubo en las manifestaciones de Viena eran españoles, porque los españoles en Viena son extranjeros, pero aquí no.
De todos modos, a mí me parecería muy divertido que Aznar decidiera cerrar las fronteras españolas durante unas cuantas semanas. Eso sí que daría una excelente imagen de España por esos mundos de Dios, amén de contribuir notablemente a la mejora de nuestra cuenta de ingresos por turismo.
Propongo una iniciativa simpática: que todos cuantos conocemos pasos fronterizos practicables, sea por el Pirineo sea por la frontera portuguesa, nos coordinemos para montar una buena tanda de excursiones de entrada. Me ofrezco personalmente como guía. Me sé de tres pasos de primera, y no me vendría nada mal hacer un poco de montaña. Me comprometo a pillar a una treintena de extranjeros peligrosísimos y dirigir sus pasos desde Francia hasta dejarlos en suelo del Estado español. Doy por hecho que, de aquí a las fechas previstas, no sería nada difícil montar una ONG -propongo llamarla Pasadores de Fronteras Sin Fronteras- que ayudara a burlar el cierre fronterizo de Aznar y a plantar en España a unos cuantos miles de militantes antiglobalización. O, en el peor de los casos, a armar un bochinche de mucho cuidado, con cientos de detenidos por las cumbres de los Pirineos.
No, si todavía nos vamos a divertir.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (18 de junio de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de mayo de 2017.
Comentar