Dos ertzainas, agentes de tráfico, fueron asesinados ayer en Beasain. Todavía no lo he escuchado, pero lo doy por hecho: los munícipes de Batasuna en Beasain se negarán a firmar la condena del atentado alegando, como siempre, que «las condenas no valen de nada» y que, aunque lo sucedido «es muy triste», hay que «contextualizarlo» dentro del «contencioso que vive Euskal Herria».
Me imagino cómo me pondrían ellos a mí si, la próxima vez que denuncien un caso de torturas en una comisaría o en un cuartelillo, yo comentara que es muy triste, sin duda, pero que hay que «contextualizar» las torturas y entenderlas «dentro del contencioso». O que les dijera que no voy a criticar las palizas policiales porque «las condenas no valen de nada».
¿Qué pensarían de mí en tal caso? Lo sé muy bien: lo mismo que yo pienso de ellos.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (24 de noviembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de junio de 2017.
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