Dice el anuncio: «Abierto sábados tarde». O dice: «Oferta hasta fin existencias».
O apunta el político: «Desde que se celebró el referéndum OTAN...».
¿Qué tiene toda esta gente contra los artículos, las preposiciones, los adverbios y, en general, contra la gramática y la sintaxis castellanas? ¿Qué les impide decir: «Abierto los sábados por la tarde», «Esta oferta es válida hasta que se nos vacíe el almacén» o «Desde que se realizó el referéndum sobre la OTAN»?
Hay quien pretende que yo soy un mal español. Y hasta es posible que acierte: como no sé qué es ser un buen español, y como serlo no me parece que constituya un objetivo de mayor interés, lo mismo no lo hago bien.
Pero, a cambio, no tengo duda alguna sobre mi aprecio por la lengua castellana. Siempre he tratado de mimarla como cuida el artesano de su herramienta, para conservarla limpia, afilada y siempre presta al uso más eficaz, preciso e incisivo. Me enseñó a hacerlo mi madre -madre y maestra- desde muy niño.
Hay, sí, una anti-España. Pero no es ni vasca, ni catalana, ni gallega. Es intrínsecamente española. La alimenta toda esta gentuza vendepeines que, a fuerza de agitar contra lo ajeno, es incapaz de preocuparse realmente por lo propio.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (13 de diciembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 30 de junio de 2017.
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