Palestina no es Hamas. Palestina no se identifica con ese fanático que se hizo volar ayer en mil pedazos para hacer volar en mil pedazos a seis pobres viandantes israelíes.
Palestina no es tampoco Arafat. No lo acompaña en sus problemáticos viajes de ida y vuelta del honor al deshonor, de la transigencia a la intransigencia, del nunca al cualquiera sabe.
No comparte las oscuras maniobras de sus policías.
No festeja sus penas de muerte.
Palestina es un pueblo que sufre, y que desearía vivir en paz.
Un pueblo que soporta ya 53 años de genocidio.
Setecientas poblaciones borradas del mapa. Más de cuatro millones de refugiados. Treinta y seis masacres constatadas por organismos internacionales independientes. Miles de secuestrados. Miles de encarcelados sin las más mínimas garantías jurídicas. Miles de torturados por un Estado que admite la tortura como un recurso legal sin que la comunidad internacional -¡oh! vieja maldita hipócrita- lo abomine por ello.
Seiscientos muertos y más de 20.000 heridos desde el comienzo de la segunda Intifada. Incesantes asentamientos ilegales. Más y más viviendas demolidas a sangre y saña.
¿Qué hace falta para que la Justicia más elemental encuentre algún resquicio para morar en aquella santa tierra?
Hace falta que Israel deje de ser la niña mimada de Washington y que se vea obligada a aplicar las resoluciones de Naciones Unidas.
Quiera que no. Por la fuerza, si se tercia.
Hace falta que la Unión Europea deje de hacer declaraciones enfáticas y hueras. Que renuncie a considerar que hay terroristas de primera y de segunda, y que se decida de una vez por todas a llamar terroristas también a los de primera.
Estamos ante el viejo drama de un pueblo abandonado, dejado de la mano de Dios, de Yavhé y, a lo que se ve, también de Alá.
Mañana, a las 12.30, en Madrid, en la Puerta del Sol, un grupo de ciudadanos, flanqueados por algunos artistas e intelectuales, se va a reunir para charlar, oír canciones y recitar poemas en honor de ese pueblo pequeño y preterido.
Digo yo que será para que sepa que, al menos, hay algunos que sabemos.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social y El Mundo (19 de mayo de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 13 de mayo de 2013.
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