Qué dura es la vida. Estaba hoy a eso de las 5:50 sumido en un divertido sueño en el que escribía un relato malicioso mientras (sic) enseñaba a un amigo el manejo de un equipo de grabación de sonido -no sé si decir que los sueños tienen estas cosas o resultará más adecuado dejarlo en que mis sueños tienen estas cosas-, cuando, zas, ha sonado el despertador.
Nada contento con el brusco retorno a la realidad, me he levantado, he puesto comida a los gatos -ahora son ya seis, los muy gorrones- y me he metido en la cocina a desayunar. He escuchado las noticias de Radio Euskadi, cosa que hago siempre que luego he de participar en su tertulia matinal, y, cuando han terminado, me he pasado a la Ser.
Momento en que he sido sometido a una agresión sin precedentes.
Ha sonado un spot de autopublicidad de la cadena de radio en el que se recoge cómo relataron ellos mismos y en directo el momento estelar en el que el cortejo de deportistas representantes del Comité Olímpico Español desfiló en la ceremonia inaugural de los Juegos de Atenas.
Me he quedado hundido, anonadado. «¿Será posible?», me preguntaba.
Estúpida duda. Claro que era posible.
No os podéis imaginar -salvo que vosotros también lo escuchéis, cosa que os recomiendo que hagáis (si la hacéis) una vez desayunados y con vuestro sistema emocional debidamente estabilizado-, no os podéis imaginar, digo, qué exhibición más lamentable y cutre de chabacanería patriotera. «¡Ahí vienen ya, ahí vienen ya!», grita un ex futbolista que la radio de Polanco se reserva para los momentos de mayor exaltación nacional. «¡Ahí se ven ya los colores rojo y blanco de España!», aúlla otro que da por hecho que todo el mundo sabe que se refiere a los uniformes. «¡Se les ve con gana de juerga!», no sé si describe o más bien denuncia otro más. Y el colofón, que desgraciadamente no puedo citar en su literalidad, por culpa de mis escuálidos conocimientos castrenses, pero que, en esencia, es una descripción de la marcialidad de los deportistas del COE: «¡Como un batallón!» (mi duda es si dice «de zapadores», «de gastadores» o de qué otra variedad uniformada presta a dar su sangre por Dios y por España).
Lo peor, con ser grave, no es que retransmitieran de esa guisa el acontecimiento, ¡sino que hayan recuperado eso como una demostración de lo bien que lo hicieron!
Pues bien: ésta es la radio que la audiencia española toma como paradigma del progresismo.
Me pregunto cómo puede haber alguien que se extrañe luego de que el señor Polanco esté en cuerpo y alma con la oposición venezolana del camarada Cisneros, esa misma que se autodenuncia como antidemocrática cada vez que se niega a aceptar su derrota en las urnas.
«Como un batallón». Bien pensado, tampoco creo que se apartaran tanto de la verdad.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (18 de agosto de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 25 de junio de 2017.
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