Aunque a veces paso por fases de atonía informativa y me mantengo durante unos cuantos días alejado de prensa, radio y televisión para levantar el ánimo antes de volver a la carga, lo normal es que esté bastante al tanto de las noticias. Pero no de todas. Y no por igual. En consecuencia, me sucede con alguna frecuencia que me piden opinión sobre tal o cual cosa y he de que responder que no opino nada en especial, porque no estoy suficientemente informado.
Me pasó hace dos o tres días a propósito del Fórum de Barcelona. «¿Qué balance haces de su actividad?», me preguntaron. «Ninguno. Para hacer un balance se necesita conocer el haber y el debe, y no es mi caso», respondí. ¿Qué iba a decir? ¿Que algo organizado por esa gente y respaldado por esos patrocinadores no puede estar bien? Me llamarían sectario.
En ocasiones mis lagunas informativas tienen difícil justificación, como no sea la de que en el mundo hay muchos más asuntos importantes de los que ocuparse que tiempo disponible para hacerlo. Me interesé por la situación de Venezuela -especialmente, quiero decir- cuando la intentona golpista, pero he pasado meses sin prestar verdadera atención al detalle de los acontecimientos. Es mi culpa. Ahora llega el referéndum sobre la continuidad de Hugo Chávez y no estoy en condiciones de decir nada que no sepa todo el mundo.
De todos modos, hay cosas que todo el mundo sabe y que, pese a ello, deben ser dichas. Por ejemplo, que Chávez ya ha declarado que respetará los resultados del referéndum, sean los que sean, en tanto la alianza de la oposición no ha asumido ese compromiso.
Por ejemplo, que los miembros de la OEA encargados de supervisar la limpieza del proceso electoral han declarado que el Gobierno de Chávez está teniendo una actitud de escrupuloso respeto por la legalidad, en tanto los representantes de la oposición han anunciado que no se atendrán a la legislación electoral cuando no les dé la gana.
Y lo principal: todo el mundo lo sabe, pero es necesario decir que la CIA ha montado en Chile un gabinete de crisis para seguir con toda atención la marcha de los acontecimientos en Venezuela. Al frente de ese gabinete, que integra a altos responsables de seguridad de cuatro estados de América Latina, está William Spencer, subdirector del Departamento de Asuntos del Hemisferio Sur de los servicios de espionaje estadounidenses, personaje bien conocido como máximo defensor de la tesis según la cual Chávez representa un grave peligro no sólo para su país, sino también para todo el subcontinente, y que ese peligro debe ser yugulado cuanto antes y como sea.
Contando con lo cual, hay que temerse lo peor. O por las urnas o contra las urnas.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (9 de agosto de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 24 de junio de 2017.
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