El Gobierno de Rodríguez Zapatero remueve el agua para que se forme espuma y no se vea lo contaminadas que están las aguas que circulan por debajo. La oposición mayoritaria del PP -¿mayoritaria o única?- agita también el agua para hacer como que hace y disimular que no tiene nada que decir sobre buena parte de lo esencial, porque su política y la del PSOE, vistas en sus rasgos fundamentales, se parecen como una directiva de Bruselas a otra directiva de Bruselas.
La actualidad noticiada está llena de asuntos de poco fuste, cuando no de ninguno. Que si Bono ha ido a una cafetería del centro de Madrid a disculparse por la bronca que montó un sargento al que se le ocurrió hacer un absurdo simulacro. Pues qué bien. Que si Moratinos insiste en que el Gobierno de Aznar estuvo del lado de los golpistas anti-Chávez hasta que no le quedó más remedio. Y qué; ya lo sabíamos. Profundice un rato en las relaciones entre Felipe González y Carlos Andrés Pérez y verá qué risa. Que si el Gobierno le pide a la jerarquía católica que se atenga a los hechos y no denuncie proyectos de ampliación de la ley del aborto y de legalización de la eutanasia porque no hay tales. Ah, pues qué mal: estaría mucho mejor que los hubiera. Cháchara. «Words, words, words», que decía el chico de Stanford-on-Avon (*).
Los jefes del PP montan unos pollos ridículos en el Congreso y hacen declaraciones tan peregrinas como la que publica hoy la prensa: dicen que la Comisión Parlamentaria del 11-M debe seguir hasta que se sepa «toda la verdad». Pero una afirmación así sólo puede hacerla con fundamento alguien que ya conoce «toda la verdad». Y si el PP la conoce, ¿por qué no nos la revela, acompañándola de las pruebas pertinentes? Lo que en realidad están diciendo es: que siga el circo y que se hable de mis especulaciones, tan interesadas como carentes de base, porque así voy manteniendo la tensión y parezco algo.
Porque ése es el asunto: los dos partidos muestran idéntico interés en mantener una tensión muy aparatosa, pero en buena medida artificial y, sobre todo, insustancial. Me recuerdan a las peleas de catch que veía de niño en la televisión francesa -no sé si las seguirán retransmitiendo- en las que cuatro tipos enormes fingían darse los golpes más terribles y en realidad no se hacían ningún daño.
En eso se está convirtiendo la política: en peleas de catch tan espectaculares como inocuas.
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(*) No fue el único. Siguiendo su estela, Pete Seeger escribió en 1967 una hermosísima -y muy melancólica- canción, cuya letra, para uso de conocedores de la lengua inglesa, decía lo que sigue:
WORDS, WORDS, WORDS
Words, words, words
In my old Bible
How much of truth remains?
If I only understood them,
While my lips pronounced them,
Would not my life be changed?
Words, words, words
In Tom's old Declaration
How much of truth remains?
If I only understood them,
While my lips pronounced them,
Would not my life be changed?
Words, words, words
In my old songs and stories
How much of truth remains?
If I only understood them,
While my lips pronounced them,
Would not my life be changed?
Words, words, words
On cracked old pages
How much of truth remains?
If my mind could understand them,
And if my life pronounced them,
Would not this world be changed?
Words and Music by Pete Seeger (1967)
Javier Ortiz. Apuntes del natural (1 de diciembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de julio de 2017.
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