Anguita está en la buena vía. Pero sólo en el umbral de la buena vía. Dice que no tiene sentido pedir al PSOE que rectifique y haga una política de izquierda, porque el partido de González ni quiere ni puede hacer tal cosa. El descubrimiento, aunque tardío, es correcto. Pero insuficiente, de todos modos. Le falta reconocer que pedirle a González que sea de izquierdas es tan absurdo como exigirle al Papa que encabece un movimiento en pro del derecho al aborto, o como reclamar a los Solchaga que funden la Asociación por la Clarificación de los Negocios de Focoex. La campaña que ha venido desarrollando Izquierda Unida, con la consigna «¡Rectificación!» por emblema, era un disparate. Lo malo no es que careciera de posibilidades de éxito. Lo peor es que, pretendiendo acosar al PSOE, lo beneficiaba: daba a entender que González y los suyos podían rectificar. Como si su problema fuera que no saben ser de izquierdas. No es que no sepan; es que no tienen la más mínima intención de serlo.
Dice Anguita que han muerto las siglas. Es otro error. Las siglas están vivísimas. Lo que ha fallecido es el contenido de algunas siglas en concreto. El PSOE vive. Está lleno de vivos. Que a esos vivos resulte una guasa llamarlos socialistas, y que de obreros no tengan nada, es secundario, a estas alturas de la película. Qué más da lo que signifique Asisa, Ensidesa, OTAN o Unicef: lo que nos interesa es saber de qué van. Y eso es lo que debería hacer Anguita: llorar menos por las siglas y desenmascarar con más energía las realidades.
Ahora Anguita se propone desbancar al PSOE como primer partido de la izquierda. Nuevo yerro. Eso, por expresarlo en términos de su gusto, representaría la alternancia, no la alternativa. IU no tiene que sustituir al PSOE; tiene que situarse en otro terreno. Carece de sentido tratar de arrebatar al PSOE la hegemonía de la izquierda, porque no está en sus manos. IU ya es la principal fuerza política de la izquierda española. Y si quiere serlo aún más, lo que debe hacer es desembarazarse de ésos que dentro de la propia IU tratan de pastelear con el PSOE, y ayudar a los pocos con sentimientos honestamente de izquierdas que quedan en el partido de Filesa a que rompan de una vez con él. En suma, lo que debe hacer Anguita es no volver a presentar más al PSOE como si fuera un partido de izquierdas. Tiene dos opciones: o decir que ser de izquierdas, tal como están las cosas, no significa nada realmente definitorio, o proclamar que el PSOE no tiene nada que ver con la izquierda.
IU no debe aspirar a que González haga otra cosa, ni a poder tratar de tú a tú con él, ni a tener más votos que él. Debe aspirar a no tener nada que ver con él, sencillamente. Al menos, si quiere que no le demos la espalda los que jamás aceptaríamos ningún devaneo con el instigador de los GAL, el promotor de la OTAN, el encarcelador de insumisos y el azote de los trabajadores.
Javier Ortiz. El Mundo (13 de julio de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de octubre de 2009.
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