Los dirigentes de UPN han lanzado una feroz cruzada contra el euskara. Están decididos a hacer cuanto esté en su mano para que desaparezca de la comunidad foral.
Hace unos meses, algunas de las alcaldías que regentan optaron por suprimir todas las subvenciones municipales relacionadas con la enseñanza del euskara o con las expresiones artísticas realizadas en lengua vasca. Uno de los alcaldes patrocinadores de la iniciativa censora expresó sus intenciones con cruda sinceridad: «Mientras ETA siga matando, aquí no habrá ni un céntimo para el euskara», dijo.
Lo último que se les ha ocurrido es fantástico: van a suprimir la denominación oficial bilingüe de las ciudades. La capital ya no será Pamplona-Iruña, sino sólo Pamplona, y Lizarra se quedará en Estella, a secas. Lo cual tendrá, en este último caso, un punto de incoherencia suplementario, puesto que el nombre de Estella, mucho más reciente que el de Lizarra, no es sino una mala latinización del topónimo vasco. Pero ¿qué más da la Historia, cuando están en juego los supremos intereses de la Patria?
La verdad es que no hay por dónde coger esta línea de hostilidad al euskara emprendida por UPN.
En primer lugar, implica un dispendio imbécil: imagínense el dineral que va a costarles cambiar todas las señalizaciones de tráfico, todo el papel timbrado, todos los formularios oficiales...
En segundo lugar, es ilegal. El artículo 9 de la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra -el Estatuto navarro, por así decirlo- proclama que el euskara tiene rango de lengua oficial en el territorio foral. La ley no sólo prohíbe la persecución del vascuence, sino que obliga a su protección y desarrollo. De hecho, el Parlamento Navarro aprobó una norma -la Ley Foral 18/1986 del Vascuence- para regular muy explícitamente el esfuerzo que las autoridades deben realizar a este respecto. Por supuesto, la ley instituye la denominación bilingüe de los municipios. Es más: la introducción de la mentada Ley Foral dedica un párrafo muy contundente a la descalificación de quienes creen que la diversidad lingüística es un factor disgregador.
Pero, con ser grave todo lo anterior, peor todavía es el efecto político que inevitablemente tendrá esa línea de actuación. Porque, al tratar al euskara como lengua del enemigo y al vincularlo con el terrorismo, UPN contribuye a la división de la sociedad navarra y a la aparición de vínculos de solidaridad espúrios.
Su fanatismo mostrenco los convierte, sencillamente, en agentes de ETA.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (13 de enero de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 13 de enero de 2013.
Comentarios
Desde el banquillo de los acusados, Joan Mari Torrealdai en Público.
Escrito por: akerne.2010/01/13 11:32:41.604000 GMT+1
Para Akerne:
Gracias por facilitar este importante enlace.
Escrito por: miren.2010/01/15 21:47:7.412000 GMT+1