En sus Glosas a Heráclito, Ángel González incluyó esta irónica reflexión: «Nadie se baña dos veces en el mismo río. Salvo los muy pobres».
El profesor Marc Herold, de la Universidad de New Hampshire (EEUU), ha publicado un estudio que prueba que las operaciones militares en Afganistán provocaron, en los dos meses transcurridos entre el 7 de octubre -fecha del inicio de los bombardeos anglonorteamericanos- y el 7 de diciembre, no menos de 3.767 muertes.
El estudio enumera sólo los fallecimientos constatados por fuentes de reconocida fiabilidad. En el caso de disparidad entre unas fuentes y otras, el profesor Herold ha tomado en consideración, en el 90% de los casos, la cifra inferior. Además, no ha registrado las muertes producidas en zonas sobre las que no hay información fiable, ni tampoco las de aquellas personas que resultaron heridas durante los ataques y fallecieron con posterioridad. Estas circunstancias mueven al profesor Herold a considerar que su estimación es «muy, pero que muy conservadora» y que el número real de víctimas mortales durante esos dos meses habrá sido de 5.000, aproximadamente. Añádase a ello que el estudio se detiene el 7 de diciembre, pero las acciones militares no cesaron ese día, ni mucho menos.
«Todo ha cambiado en el mundo después de los atentados del 11 de septiembre», oímos a diario. Y es verdad: lo han cambiado todo. Pero, ¿qué tuvo de decisivo lo sucedido el 11 de septiembre? ¿Que murieron asesinadas 2.998 personas? No. Que murieron en los Estados Unidos de América. En Afganistán han muerto muchas más -probablemente el doble, si se añaden las muertes debidas a inasistencia médica- y nada ha cambiado por eso.
Lo cualitativo de los atentados del 11 de septiembre no estuvo en la magnitud de la masacre, sino en la categoría de las víctimas.
La tragedia de Afganistán no ha producido ningún salto cualitativo en la política mundial porque no pasa de ser otra tragedia más de las muchas que registra nuestra Historia reciente. Afganistán es demasiado pobre como para costearse un salto cualitativo.
Los muertos afganos son, por decirlo claramente, muertos sin importancia.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (7 de enero de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 21 de febrero de 2017.
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