Oigo decir a Rajoy: «Quedará prohibido el consumo de alcohol en la vía pública». Y pienso: «¡Qué pena, con lo que me gustaban las terrazas!».
Hablan por hablar. Sueltan lo primero que les viene a la cabeza o, mejor dicho, lo que creen que más puede complacer a la gente de orden: a su gente.
¿Prohibir el consumo de alcohol en la vía pública? Apuesto con quien sea lo que quiera a que jamás detendrán a un grupo de adultos que esté de alegre charla en una noche veraniega, copa en mano, en la puerta de un pub.
¿Especificará su ley que se refiere solo a la gente joven?
Dicen que no prevén la aplicación de penas de cárcel a los infractores; que les impondrán castigos de servicios a la comunidad. ¿Y qué harán con los jóvenes turistas británicos y alemanes de veraneo en la costa mediterránea? ¿Impedirles el regreso a su país hasta que cumplan su cuota parte de auxilio social? ¿O tal vez los multarán en masa día tras día, hasta que decidan irse con la música a otra parte?
Será interesante también ver cómo imponen esa ley en las innumerables fiestas populares de este país, empezando por los sanfermines. Muy interesante, sin duda. Toda una revolución.
Como no tienen ningún interés en indagar en las causas -eso les conduciría a donde no quieren ir-, la emprenden a decretazos con los hechos. Como cuando Franco prohibió por decreto la lucha de clases.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (13 de febrero de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de marzo de 2017.
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