El jefe guerrillero y primer presidente del Vietnam descolonizado, Ho Chi Minh (1890-1969), conocido en su vejez como “el tío Ho”, fue siempre hombre más de acción que de palabras. Pero algunas dijo. En mi juventud me llegó muy hondo una consigna que impartió a su pueblo cuando se puso más cruda la agresión estadounidense: “Estad preparados siempre para lo peor”, dijo a los suyos.
Para mí que la recomendación me caló sobre todo porque coincidía con las enseñanzas de mi madre, heredadas de su padre gallego, don Javier, hombre reflexivo, amén de excelente pendolista. Ella decía: “Imagina en cada situación qué es lo peor que puede sucederte y piensa en cómo deberías actuar si te sucede”.
Tal vez por ello me resultaron más chocantes hace meses las declaraciones del presidente del Gobierno, cuando se declaró “optimista antropológico”. Un buen estratega político no es ni optimista ni pesimista. Eso son estados de ánimo. Su obligación es ser realista, evaluar las diversas posibilidades que se presentan y planificar las tácticas que debería poner en marcha para afrontar cada una. Y si luego todo sale bien, pues fantástico, pero si sale mal no le coge con la guardia baja.
Cuesta ver a Pedro Solbes como optimista antropológico, pero tal parece que su jefe le ha contagiado esa problemática actitud vital. Dice el ministro de Economía que “la posibilidad y el riesgo” de recesión existen, pero que “el Gobierno no trabaja con esa hipótesis”. Ah, ¿no? Pues qué mal. El Gobierno, en general, y su departamento, en particular, deberían trabajar con esa hipótesis (entre otras, por supuesto) para que, en el desdichado pero no improbable caso de que se verifique, no les coja en Babia, como les ha sucedido demasiadas veces en tiempos recientes.
¿No ha escarmentado todavía el vicepresidente segundo, después de los sucesivos patinazos que ha sufrido cuando se ha puesto a ejercer de profeta? Vale que un Gobierno deba transmitir confianza y tranquilizar a la población, pero ¿qué confianza transmite un ministro cuyas previsiones se ven refutadas una y otra vez por los hechos?
Creo que nos convendría ir preparándonos para lo peor.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (11 de septiembre de 2008).