La derecha española es fantástica: asegura que Navarra será «lo que los navarros decidan que sea» pero, cuando pasa a hablar de las tres provincias de la Comunidad Autónoma Vasca, rechaza indignada que los vascos puedan ser dejados en libertad de determinar su propio futuro. ¿Navarra para los navarros, pero Euskadi para todo el que quiera meter baza?
Qué va. Tampoco. Recordemos que jamás han consultado a los navarros sobre los términos de su ley foral. No fuera a ser que. Están en las mismas.
Otra cosa no menos singular: no paran de decir que en democracia todos los puntos de vista y todas las aspiraciones son legítimas, siempre que se promuevan sin ejercer violencia sobre las personas y las propiedades. Pero, como a alguien con algún peso social se le ocurra defender una opción que se dirija a su línea de flotación ideológica, lo despellejan. No es que lo critiquen: es que lo tratan de delincuente, y hasta lo amenazan con llevarlo a los tribunales. O lo llevan.
No estoy pensando sólo en Ibarretxe. También en los catalanes y gallegos que disienten del rocambolesco engarce que les han asignado en el Estado de las autonomías. Y en quienes ponen en cuestión la Monarquía, o la economía de mercado, también llamada capitalismo. Van a por ellos como fieras.
Me han contado que en la Casa Real están que trinan porque no ha habido voces significativas de la política catalana que se hayan levantado para alabar el papel de la Monarquía, a raíz de todo el asunto de las fotos chamuscadas.
Están cavando un nuevo foso insalvable entre la España «oficial» y la que suelen llamar «real». Pero yerran incluso en las denominaciones. Para mí que están consiguiendo que cada vez haya más y más gente que no quiere que la encasillen en ninguna de las dos.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (30 de septiembre de 2007). Javier lo publicó como apunte (Ni en la oficial ni en la real). Lo mantenemos allí porque tiene coda. Subido a "Desde Jamaica" el 29 de junio de 2018.