No he tenido mucho trato personal con el escritor, periodista y dibujante uruguayo Eduardo Galeano, pero los escritos dan para bastante y un par de cenas con sobremesas afortunadas, una de ellas en grupo, acompañados de buenos amigos, otra más privada, animan a descartar o confirmar ideas previas. Mi idea previa sobre Galeano me hablaba de un muy buen escritor, imaginativo, irónico, con ganas de meter “el dedo en la llaga” de cualquiera de los asuntos a los que se refiere, sea oralmente (¡qué voz, qué envidia!), sea por escrito, pero sin tomarse nunca demasiado en serio a sí mismo, que bastante serias son las cosas que andan sueltas por la vida.
He asistido divertido a la peripecia del regalo que Chávez hizo a Barack Obama de un ejemplar de “Las venas abiertas de América Latina”. La fotografía de Obama con el libro de Galeano en ristre ha dado la vuelta al mundo. Me imagino la sonrisa maliciosa de Eduardo al enterarse de que la versión inglesa de la obra pasó de puestos bajísimos en el ranking de ventas de Amazon.com a ostentar uno de los primeros. Curioso, tratándose de un libro que fue publicado en 1971. “Pues tanto mejor. Contribuye a una enorme difusión del libro entre el público de habla inglesa, que sabe muy poco sobre esas verdades como puños”, habrá pensado. Y con razón.
No han faltado los que se han referido a “Las venas…” como un libro victimista. Es falso. No hay victimismo en reconocer quién es el depredador y quién el depredado. Galeano tampoco ha pretendido nunca convertir a los depredados en héroes.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (23 de abril de 2009).