El panorama político vasco está demasiado confuso. Son confusas las relaciones entre los diversos partidos y es confusa la situación interna de cada uno de ellos.
La Comunidad Autónoma Vasca es, en este momento y por decirlo abreviadamente, una jaula de grillos.
El lehendakari Ibarretxe se plantea la posibilidad de adelantar las elecciones autonómicas si el Gobierno central bloquea su propuesta de consulta popular. La condición es retórica: por supuesto que Zapatero se la va a bloquear. Ya puede ir preparando el decreto de convocatoria a las urnas.
La celebración de elecciones en la CAV permitiría determinar cuál es la relación de fuerzas entre el PNV y el PSOE. Las últimas elecciones generales dieron ventaja a los socialistas, pero bastantes observadores locales piensan que muchos votos se orientaron de manera coyuntural, considerando que lo que se trataba de elegir era quién iba a gobernar en Madrid, no en Vitoria.
Es algo que está por ver (y convendría verlo), pero que, aunque se vea, no aclarará todo, ni mucho menos. Porque los votos que recolecte el PNV, ¿a qué PNV irán? ¿A la parte que es favorable a un entendimiento con el PSOE o a la que respalda la línea de Ibarretxe, que sigue defendiendo el entendimiento con Eusko Alkartasuna y Ezker Batua?
Y los votos que vayan a parar al PSE-PSOE, ¿por qué socialistas apostarán? ¿Por los que se entendían con el PP en todo y para todo, con el objetivo central de poner coto a los nacionalistas, o por los que quisieran aliarse de nuevo con ellos, como ya hicieron hasta la ruptura protagonizada por Redondo Terreros y Rosa Díez?
Hay lío en el PNV. Hay lío en el PSE. Hay lío en EA. Hay lío en Ezker Batua. En Batasuna-ANV- EHAK también hay líos, aunque de otro género: a ellos las ilegalizaciones no les permitirán ni siquiera medir su fuerza electoral. Incluso en el PP vasco hay líos, porque forcejean quienes apoyan a Rajoy, al que se le supone más dúctil (curiosa presunción), y los que cierran filas tras el ultramontanismo de Mayor Oreja.
La olla bulle. Pero está por ver si acaba cociéndose en ella algo comestible o si se queda en bazofia, cosa bastante probable.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (28 de abril de 2008).